lunes, mayo 27, 2019

El amor reinventado


¿Es esta mi debilidad?

¿Deseo conservar  todo como era en los inicios?

Nunca entendí como el amor pueda implicar la posesión

Apropiarse del ser amado...

¿Expropiarlo?

Aquello que se une a vos suele cambiarte

O no



Ella era el placer de vivir

Tenia una aureola de limpieza

De desenvoltura

De descuido

De audacia

De apertura a todo lo nuevo

Y él lo ignoraba completamente



Era joven

Vivía de lo que le inspiraba la jornada

Intentaba dar al otro todo aquello que deseaba

Y lo hacía con fantasía

Sostenía la superioridad de lo deportistas

Por sobre los intelectuales y los militantes

Y hacía el elogio de los homosexuales, de los ladrones

Y de los locos



¿Transformar la poesía en acción?

¿Inventar continuamente la propia existencia?

La deliciosa vorágine del desprecio

El tiempo suspendido   

La perpetua exaltaciòn de la infancia

Las propias necesidades reducidas a lo indispensable

Eran sus principios

(Dignos de un Diógenes)



Juntos habían soñado cambiar las reglas

Sin importarles las ya existentes

“Las torpes leyes de la moral burguesa”

Y sobre todo un nuevo y diferente modo de amar

Al capitalismo sentimental

Oponían un cierto “comunismo”



Esto de la exclusividad en el amor...

¿Sería bueno para los dos?

A veces si...

A veces no

¿La simulación es útil?

¡Franqueza!



Seguir siendo uno mismo cuando se ama

No mudarse en el otro

No vivir juntos demasiado tiempo

Saberse dejar

Para poder reencontrarse...



¿Comerse al otro?

¿Hacerse devorar por él?

Suele ser indigesto

Es bello amar y dar cuanto podemos

Pero no impedirlo al resto del mundo...



Ella nos había contado de sus compartidas quimeras

Con inmutada 

Conmovida, participación

Apenas velada por una ironía enternecida...



Habría querido escribir el poema épico

De aquellos años ligeros

De aquella circularidad del deseo

De aquel amarse por propiedad transitiva

Sin jamás mentirse

Sin jamás traicionarse

En la búsqueda de una nueva

Y rigurosísima

Revolución moral


Texto: Eduardo Magoo Nico
En la foto: Franziska zu Reventlow