miércoles, diciembre 29, 2010
Femenino-Masculino
Rumor itálico
Confusión
Atacamiento
Una hora de lectura ininterrumpida
Y sin embargo cada línea un fragmento
Títulos
Inicia el texto
Salir de la cápsula
Aterraje
¿Angustia?
No ocurre
Noche vacía
Amor ingenuo
Paz en la memoria
Sin dolor, recuerdo
A la atravesada luna
Recorte de soledad
Ojo cerrado o lágrima
Cuento el mismo cuento
Cuento los días
No por nostalgia, ya descarnada
Ya hueso
No por remordimiento
Por estar fuera de casa
Casa mágica de sangre y sueño
Casa Pampa
Me lamento
Texto: Eduardo Magoo Nico
Audio: Héctor Ledo
jueves, noviembre 18, 2010
La sirenita
Cuanto me gusta escuchar el viento pasar entre los
árboles
No lo averiguaste
Apenas hubo tiempo de apearse
Y siempre mucho ruido, y no distante
Espina de erizo
Mi dolor entre tus manos temblorosas y mordidas
No quisiste
Soy de a caballo (según se dice)
Aunque me criaron yeguas mansas
De andar cansino y elegante
Me entristece la vecina lluvia
Y estoy entre los charcos que espejan el cielo
Cuando la tierra se abre
Ese aroma exquisito, es de todas las hembras
El que más me embriaga
“Yo soy mi padre y yo”
Te dije sobreactuando cuando te vi
La primera vez, sobre una roca
Nada sabía de ese miedo
Ni de esta clase de humedad que permanece
Rompiente de ilusiones sobre mí
Que alambrado estoy a un poste
-Soy del llano: algo que no comprendes…
Las manos enlazadas bajo la rodilla
Como una aleta el pie, recién desprendido de su guante
Un muslo sobre su pecho
Mientras la pantorrilla cierra un triángulo de sombra
Inscripto en el círculo de su abrazo
Tu primer rostro, fue esa linea de piel y sal
Que dividiendo los cabellos
Ocultaba unos rasgos aún no del todo adivinados
Tu segundo rostro
Ojeras chorreadas sobre dos almohadillas
Veinticinco pequeñas arrugas en tu boca de foca
Los ojos redondos y algo opacos…
Mucho el tiempo he merodeado en estas costas
El mar que es demasía
Cubre esta vez iracundo el golfo místico
Tu vestido de loba se quedará conmigo
Me cubriré con su piel sangrante
En su interior grabaré una a una las palabras
Que me fueron transmitidas para sujetarte
En vos yo escribiré mi vida para que te la lleves
Como un tatuaje sin mancha
Cálido seguro e indeleble
miércoles, agosto 04, 2010
Georg Trackl
El horror
(Das Grauen)
Me vi pasar a través de habitaciones desiertas.
Las estrellas bailaban extraviadas sobre el fondo azul,
y en los campos aullaban los perros en voz alta,
y en las cimas se arremolinaba salvaje el föhn.
Mas de repente: ¡Silencio!, un sordo escalofrío
hace florecer venenosas flores en mi boca,
desde el ramaje cae como de una herida
vislumbrándose pálido el rocío, y cae, cae como sangre.
Del vacío engañoso de un espejo
se alza lentamente y como en la proximidad
del horror y la oscuridad una cara: ¡Caín!
Muy suavemente murmura la portera de terciopelo,
a través de la ventana mira la luna igual que al vacío,
y heme aquí solo frente a mi asesino.
A los que han enmudecido
(An die Verstummten)
Oh, la locura de la gran ciudad, cuando en la tarde
junto al negro muro miran fijamente árboles raquíticos,
detrás de una máscara plateada asoma el espíritu del mal;
la luz expulsa con látigo magnético a la noche vuelta de piedra.
Oh, el inmenso doblar de las campanas al crepúsculo.
Ramera, que en el aguacero helado da a luz un niñito muerto.
Azota furiosamente la cólera de Dios la frente del poseído,
peste purpúrea, hambre que destroza los ojos verdes.
Oh, la risa terrible del oro.
Pero silenciosa se desangra en oscura cueva una humanidad muda,
forja con duros metales la cabeza redentora.
Colección Visor. Alberto Corazón editor, 1973.
Traducción, Angel Sánchez.
lunes, junio 28, 2010
Melma
-Bemba
bunda cachucha, cachumba.
-Chulo chungo chongo,
churrete.
-¡Epa!
-¡Gué!
-¡Guarango!
-¡Grosero!
-¡Incivil!
En la
glauca niebla, el gris y el rosa de dos jurídico flamencos aprobaban, con sus
rítmicos movimientos, la veracidad de la disputa. El alba los sorprendía
metidos hasta las verijas en la fangosa
-Melmosa
-Pringosa
charca
dialectal. La Muñe (recién salida del armario) se empecinaba en discutirle
todos los términos a un Padre Ago (falsamente) encocoritado.
-A mí,
que te he siempre considerado el Nenúfar Fleitas de mis Ballets Rusos, venís a
negarme en este terreno sacrosanto, una merecida satisfacción... ¿Aquí, en esta
laguna donde acampó Cafulcurá, te permitís boicotearme con tu rebelión
lexicográfica?
-Amor
es honor.
-Honor
las pelotas...
Fue
entonces, que Ellas hubiesen deseado mantenerse a flote (de haber tenido algún
raciocinio). Pero ya todo su cuerpo se deslizaba peligrosamente hacia un abismo
que parecía no acabar nunca, si no fuera porque la Muñe (que tenía la botella
de caña bien asida por el cogote) no lograra mantenerlo en un momentáneo, pero
no por ello menos providencial, equilibrio. Agarrado ahora con las dos manos al
cilindro de vidrio, Father Ago lograba recuperar la posición erecta.
-Yo te
pedí una lectura lisa y llana (con algún reflejo colorido tal vez) como estas
palometas que andan jodiendo con el calor entre los juncos. Y vos ya te estás
subiendo al taburete del Gran Profesor!
-Suponiendo
que una lectura lisa y llana, no
fuese una frase hecha, con la suma por demás redundante de dos sinónimos, y
calificara de algún modo a un pez, que no es ni liso, ni llano, sino mas bien
chato y oblongo...
-Suponiendo.
-Por
qué entonces no me pasás la botella, que te la estás chupando sólo...
-Tomá,
no vaya a ser que pierdas otra vez el hilo de la conversación.
-Sabés
que ya no me acalambro... ¿Serán barros curativos los de estos lares?
-Clorados,
fosforados y radioactivos, seguramente. No es más que un amasijo de mierda, la
Pampa Bárbara. ¿Dónde creés que terminan todos los herbicidas que rocían las
avionetas?
-Empiezo
a sentirme como el monstruo de la laguna verde...
-Nos
estamos metiendo en otra hondonada.
-¿Y
dónde cuernos está la orilla? Ya perdí los zapatos y encima no hago más que
pisar cangrejos.
-Esperá
que me acuerde... ¿Dónde era que se ponía el sol...? ¡Del otro lado del rancho!
-Está
clareando hacia donde vamos... ¡Tenemos que caminar exactamente hacia el otro
lado, huevón!
-¡Soltá
la yatebo!
-¡Soltála
vos!
-¡Me
voy al carajo de nuevo!
-¡Adiós!
¡Adiós!
-En tu
caso, lo repito: asno, jumento y burro, es todo uno.
-Todo
es Uno, en todo caso...
-Mirá
lo que me viene a la memoria ahora: En una orilla de esta misma laguna, nos
embarramos culeando a campo abierto con mi primer amor... ¡Mi primer amor de
verdad!
-Tu
primera ex mujer, querrás decir...
-Es lo
mismo. No sé si estuvo tan lindo, pero para uno como yo, que vive encerrado en
una pieza, aquello fue algo épico. Y con el Oscuro atado a unas pajas, junando
como quien no quiere la cosa el cojinche pastoral, sobre su más que adorado
cojinillo...
-Todo
lo que vos pensás es Vicio.
-Dentro
de ciertos límites.
-Los
límites le quitan encanto.
-Supongamos
que una muchacha haya sido raptada por unos indios...
-Otra
vez con la historia de "La Cautiva".
-"Due
in una carne".
-Dos en
un montón de bosta, y sin esperanza alguna de Malón, como bien has dicho vos.
-Che,
me tiemblan las piernas, estoy empezando a acalambrarme.
-Paremos.
-Si
nos paramos, nos hundimos.
-Acá
parece que estuviera un poco más duro abajo...
-El
rapto coral, la muchacha. El cándido beso que salva...
-La
historia de Psique y Eros. La que inaugura todas las historias cándidamente
románticas.
-¿Volvimos
al Asno de Oro?
-Y a la flecha oxidada.
-¿Se
oxida el oro?
-Mucho
menos que el hierro supongo, sino no se podría atesorar.
-Una
historia de competencia feroz entre mujeres. Es Afrodita la que condena a
Psique, y la envidia de sus hermanas la que acaba con su dicha.
-Luego
ella misma se manda al muere, pretendiendo una belleza que no le estaba
destinada...
-De
todos modos, siempre algún erotómano pintará, para salvarlas...
-¿Y a
nosotros quién nos salva de todas ellas?
-Como
para las imágenes que se repiten, no hay una próxima vez... Todas son iguales a
la primera.
-Una
hermosa visión que nadie recojerá.
-Al
fin y al cabo estamos hablando de Psique: ¡El soplo de la vida, el último
estertor!
Habiendo
dicho esto Père Ago desapareció repentinamente de la superficie terrestre. Un
abismo se abrió repentinamente bajo sus pies. ¿Tal vez, por no haber querido
nombrarla, Perséfone se había cabreado nuevamente con su augusto cortejante? El
agua, como una vaselina broncínea, comenzaba a forzarle las vías respiratorias
cuando la Muñe, tomándolo por los cabellos (pocos, pero siempre resistentes)
logró arrancarlo boqueando del abrazo de su Pupila.
-¡Me
cago, uahh... en San Expedito! Gritó Ago, vomitando un agua melmosa mezclada
con alcohol.
-¡Y
yo, en el Gauchito Gil!
-Creer
en una imagen, es peor que enamorarse de un fantasma...
-Digo
yo, ¿no nos iría mejor en la vida si nos concentráramos en salir de este
Infierno?
-¿Qué
pasó con la caña?
-Se
fue a pique detrás tuyo. Igual no quedaba más que un trago.
-Es el
que estoy necesitando... ¡Joder!
-¿Y
ahora, según vos, cómo se zafa?
-¡Je,
je! Si uno pretende la consagración, hay que aceptar el sacrificio...
A lo
lejos una mole negra se internaba en la laguna con paso cansino y murmurando:
-De
chico ya era imbécil, pero de grande se ha hecho más imbécil todavía...
-¡El
Oscuro! Siento pasos de caballo, escuchá los chasquidos en el agua...¡Oscuro!
¡Oscuro viejo y peludo nomás! Es un milagro... ¡Estamos acá! ¡Acá!
El
Oscuro pegó un relincho como para asegurarlos y corrigió de a poco el rumbo,
dejando a su paso una estela de espuma yodada. Su panza lo mantenía a flote
como un barco.
-¡Estos
pelandrunes de ciudad! ¡Después se las dan de escritores... y de gente de
campo! Y terminan en pedo y a los gritos en el primer charco que encuentran. ¡Cuando
lo agarre a solas al Papito Ajó, le voy a cantar cuatro frescas!
Dió
una vuelta en arco buscando los juncos más altos, después encaró por el medio
hundiéndose a cada tranco, pero con la absoluta seguridad del baqueano, y los
sacó asidos de las crines hasta la primer barranquilla. Se quitó de encima los
bultos con un violento sacudón de su piel caballuna, como si estuviera
espantándose unos tábanos.
-¿Porqué
será que siendo equino, habré nacido negro y hablador?
Se
preguntó el Oscuro, fijándolos por un momento desde lo alto. Y volviéndose con
un bufido en la justa, precisa, suprema dirección del rancho, cursió de lo
lindo.
Texto: Eduardo Magoo Nico
Ilustraciòn: Héctor Ledo
viernes, abril 16, 2010
El mismo tango
Hoy el teléfono sonó fuera de hora
La voz de siempre, el otro lado
La misma, vos
Reímos un poco a pesar nuestro
Sí sí, es imposible...
¡Habría que tirarlo por la borda!
Esperar agazapados el momento
Lo mejor
¿Y a que cómplice estridencia cargar las culpas hoy?
Ya es noche, nada espero, nada vino, nada soy
Ayer fue el sólido naufragio
Reímos todavía a pesar nuestro
Sí, sí, es imposible
La voz de siempre, el otro lado
La misma, vos
Sonó fuera de hora
Habría que tirarlo por la borda ...
Esperar agazapados el momento
¿Pero a qué cómplice estridencia cargar las culpas hoy?
El mismo tango
Ya es noche, nada espero, nada vino, nada soy
Texto: Eduardo Magoo Nico
Imagen: Gustavo Piccinini
Edición y voz en audio: Héctor Ledo
martes, marzo 16, 2010
Lamento de la joven de Aughrim
¿Por qué quedarte allí
sólo en la noche fría, lloviendo?
¿Por qué si no por muerte
tu última noche frente a mi ventana, llamando?
Morir de amor es cobardía
Cobarde el que no salva ni es salvado
Cobarde yo fui
Porque no abrí
En la noche fría
¡Estúpido niño enfermo!
Estúpido hasta el fin
Te condenabas a morir
Pero justa es mi memoria
Que me obliga a resistir
Pervivo y mi marido (un hombre bueno)
Nada sabe de mí, de mi vida
Ni de ti
Tus ojos fijos, me enseñarán su valentía
Tu gallarda ironía
Sin amor morir es cobardía
Cobarde el que no salva ni es salvado
Una nube negra de Ira por el cielo gris encinta
Henchida de rosa y lloviendo
En la noche fría
Más fría que la ventana
Por dónde te estoy viendo
Pedrada
¿Por qué no fue tu golpe más fuerte?
¿Por qué no me quebraste?
El cristal
La ironía
Finesa dublinesa
¿De qué sirve ahora
tu empecinada tristeza?
Hace lluvia en el cielo celeste
Y verde bajo, de Irlanda
No lloraré esta vez
Llevaré en la bolsa tu poema y el puñal
Tu tumba estará abierta y seco el florero
Como el piano de tu abuela
Sonarán los cascabeles de mis pies
Seré noche
Te abrazaré en un álamo
Con cuerda de acero me amarraré
A la cruz rota
Y quedaré suspendida sobre ti
Te cubriré con mi manto oscuro
Hasta que tu rayo de amorosa ira me encienda
Seré eléctrica
Fosforescente
Como un flash
Te divertirá, será romántico
Puedes tenerme por la Luz
Si aún me quieres
Por el cielo gris encinta
Henchida de rosas y lloviendo
Yo volaré contigo
Mis lágrimas te darán más agua
Y regaremos juntos
Todos los campos
Del país del alma
Para que se olvide el hambre que hubo
Y los muertos que hay
Como yo olvidé en memoria
Tu cara pálida
La última noche
A través de una ventana
Bajo este mismo cielo
En Irlanda
Poema: Eduardo Magoo Nico
Voces: Rosalba Gravina, Hector Ledo
Ediciòn audio: H. Ledo
Ilustración: Gustavo Piccinini
Suscribirse a:
Entradas (Atom)