Las palabras traicionan
Suele romperse al
primer obstáculo
El delgado hilo que
sostiene las perlas
Entonces
las cuentas se desarman
Todo deriva en la
deriva
De un caos impensable:
¡Sensación!
Sin contar la aparición
(On-off-Om)
De la temida Gata
Peludosa
El enamorado piensa…
(Luego del beso que le
tapó la boca)
Quisiera regalarle la
sorpresa
De encontrarme
acurrucado
Bajo su mesa de trabajo
una mañana
O un pullóver de lana
de angora, color salmón
Pero hará tanto calor
en esos trópicos…
(Tanto va el cangrejo
al cáncer, que termina capricornio)
Y entonces lo asalta
nuevamente
El sólido estribillo
(Abra,
Vieja, el portón / Que voy a entrar / La baturé)
Justo cuando estaba por
abrir el portoncito
Acertijo de las noches
sin luna
Se regala sobre todo lo
que no se da
Lo que no pudo haber
sido dado
Lo inconsumible
(¿La Gata Peludosa?
¡No!)
Digamos, bajo un collar
de falsas perlas
En la caluria más
insoportable
El primoroso
pullovercito...
Cuando un amante se desnuda
(De frente manteca)
Corre el riesgo de
perderlo todo
(Es decir, al otro)
Pero quedan las cuentas
y las perlas
Y ese cuello majestuoso
Que se duebla pero no se rompe
El amor es (por lo demás)
intolerable
Pica en la piel, suda
en los pelos
Tan desagradable como
equivocar el tono
Es el amor que se
regala
Odiamos a quien nos ama
Sobre todo, cuando
equivoca el tono
La Perla Negra no está
en la cuenta
Es pupila
No mirada
(Belleza esmaltada en
un Iris emblemático)
Es todo lo que ha visto
Ese ojo
Y lo que verá
(Inteligencia, proyección)
Nos busca, nos golpea
dentro, nos llama
Una vez descubierto
(Como destino)
Se puede pactar un armisticio
Todo
consiste en ese secreto y amoroso en sí
Que
toda criatura ofrece, a quien sabe penetrarla
Siempre tuyo:
Ed.
(¿Wood?)
Texto: Eduardo Magoo Nico
Foto: Gustavo Piccinini
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