lunes, enero 30, 2006

El pullovercito



Las palabras traicionan

Suele romperse al primer obstáculo

El delgado hilo que sostiene las perlas

Entonces las cuentas se desarman

Todo deriva en la deriva

De un caos impensable:

¡Sensación!

Sin contar la aparición

(On-off-Om)

De la temida Gata Peludosa


El enamorado piensa…

(Luego del beso que le tapó la boca)

Quisiera regalarle la sorpresa

De encontrarme acurrucado

Bajo su mesa de trabajo una mañana

O un pullóver de lana de angora, color salmón

Pero hará tanto calor en esos trópicos…

(Tanto va el cangrejo al cáncer, que termina capricornio)

Y entonces lo asalta nuevamente

El sólido estribillo

(Abra, Vieja, el portón / Que voy a entrar / La baturé)

Justo cuando estaba por abrir el portoncito


Acertijo de las noches sin luna

Se regala sobre todo lo que no se da

Lo que no pudo haber sido dado

Lo inconsumible

(¿La Gata Peludosa? ¡No!)

Digamos, bajo un collar de falsas perlas

En la caluria más insoportable

El primoroso pullovercito... 


Cuando un amante se desnuda

(De frente manteca)

Corre el riesgo de perderlo todo

(Es decir, al otro)

Pero quedan las cuentas y las perlas

Y ese cuello majestuoso

Que se duebla pero no se rompe


El amor es (por lo demás) intolerable

Pica en la piel, suda en los pelos

Tan desagradable como equivocar el tono

Es el amor que se regala

Odiamos a quien nos ama

Sobre todo, cuando equivoca el tono


La Perla Negra no está en la cuenta

Es pupila

No mirada

(Belleza esmaltada en un Iris emblemático)

Es todo lo que ha visto

Ese ojo

Y lo que verá

(Inteligencia, proyección)

Nos busca, nos golpea dentro, nos llama

Una vez  descubierto

(Como destino)

Se puede pactar un armisticio 

Todo consiste en ese secreto y amoroso en sí

Que toda criatura ofrece, a quien sabe penetrarla


Siempre tuyo:
Ed. 
(¿Wood?)

Texto: Eduardo Magoo Nico
Foto: Gustavo Piccinini

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