viernes, mayo 20, 2005

El clítoris de Amalita




¡Oh, rector! Supremo emblema

Mármol de Amalia que como el cólquico

De la tierra emerges, solo estambre

Color de ojera



Tú que dilatas, suprimes o extingues

De los otros el deseo

Encuentras tu cuna: ¡Oh, dorado niño!

En la punta avulvada de mi sexo



Que el éxtasis de tu clarín, resuene en carneas praderas

De cuyo oloroso ramo, tú la flor más excelsa

Y que las argentinas tráqueas, abriéndose

Atraganten el placer jocundo



Pues nada hay más luminoso y cierto en este mundo

Que las maravillas que provocas

Con tan sólo un toque, de tu dueña

En la mollera



Como tal ensoñación de turco

De mil y una maneras renovada

Así la patria cree en su bandera

Y en el mástil que sublime la enarbola

Sobre tantas ebúrneas astas, que la pampa entrega



En la viscosidad de tus urdimbres

¡Sagrado e inmortal nenúfar!

Nácar de dioses tú segregas

Que por siempre regirán lúgubremente

El pase a la inmortalidad de esta otra Eva



Generaciones y generaciones de argentinos

Cada vez más pequeñitos

Con sólo un frágil, fragilísimo dedito y la inocencia de un E.T.

En el mausoleo de tu cuerpo embalsamado

Temblando rozarán el marmóreo botoncito



Alcanzarán entonces: ¡Oh, virgen del futuro milenio!

En el imperceptible contacto

La fulmínea revelación de ser ladilla

Y como Lacroze, tordilla

Pero en la tropilla, de su solo (medio) pelo



Texto: Eduardo Magoo Nico

Ilustraciòn: Gustavo Piccinini

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