Para
el sonido soñoliento del agua
(Visión
y reposo)
Para
eso vivirían...
Supongo
Ya
que despreciaban todo trabajo
Asalariado
Su
política
Una
colección de imágenes
Que
se integraban como en un puzle
(De
un gigante colectivo)
A
una colmena perfectamente organizada
El
individuo era para ellos
Un
pobre desgraciado
Cuya
condición
No
alcanzaba siquiera
La
de un verdadero “ser humano”
El
arte sin embargo
No
dejaba de ser
Un
gran impedimento
Dibujos
demasiado inestables...
Pobres
representaciones y cuentos
(Una
noche de exposición al rocío
O
el roce de un coito en el barro
Bastaban
para borrarlos)
Hablaban
(Mientras
se encaminaban hacia algún lugar)
El
esperanto pasivo de los mendigos
Sólo
una inesperada invención podía turbarlos
Así
y todo...
La
total indiferencia tenía su encanto
Vago,
pero apreciable
No
existía en su peregrinar momentos fijos...
Salvo
cuando la naturaleza
Cerrando
sus valvas
Mostraba
un solo borde continuo
Afilado
y terso
Que
ellos solían denominar
“El
borde del galanteo”
Iban,
por lo general
Montados
a caballo
Llevando
con ellos un carro liviano
Con
lo imprescindible para asentar un campamento
Rara
vez se marchaba más rápido
Que
un hombre a pie
El
justo “tempo” del movimiento humano
Ella
supo tener cuando niña
Un
caballito dorado
Que
llamó Jenjibre
(Y
que aún conserva)
En
ese desaliño residía
(Exásperadamente)
Toda
nuestra rivalidad con quienes languidecían
En
aquel mundo
Texto: Eduardo Magoo Nico
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