sábado, octubre 24, 2020

La del cuerpo




 

No

 

De inicios de siglo

Primera negación

Del principio al fin

Doble experiencia sintética

Espera simple como la de un gato

 

No

 

Segunda negación

Del fin al principio

De finales de siglo

Dos mil años de inspirada insipidez

La quiebra como buen negocio

 

No

 

Tercera negación

La de los que no son a sí mismos

Lo que son

De mediados de siglo

De la espera

Como de los ojos imantados de un gato

¿Espero?

 

No

 

Cuarta negación

La del tiempo que transcurre

Polvo oceánico

Grandes cielos enmantecados

Grasienta solicitud del agua

 

No

 

Quinta negación

La del saber sin ciencia

La del cuerpo


Texto: Eduardo Magoo Nico

Foto: Alejandro Pi-hué

lunes, octubre 19, 2020

Roberto Bolaño (1953 - 2003)


 

El mono exterior

 

¿Te acuerdas del Triunfo de Alejandro Magno, de Gustave Moreau?

La belleza y el terror, el instante de cristal en que se corta

la respiración. Pero tú no te detuviste bajo esa cúpula

en penumbras, bajo esa cúpula iluminada por los feroces

rayos de armonía. Ni se te cortó la respiración.

Caminaste como un mono infatigable entre los dioses

pues sabías –o tal vez no– que el Triunfo desplegaba

sus armas bajo la caverna de Platón: imágenes,

sombras sin sustancia, soberanía del vacío. Tú querías

alcanzar el árbol y el pájaro, los restos

de una pobre fiesta al aire libre, la tierra yerma

regada con sangre, el escenario del crimen donde pacen

las estatuas de los fotógrafos y de los policías, y la pugnaz  vida

a la intemperie. ¡Ah, la pugnaz vida a la intemperie!


Roberto Bolaño - Poesìa Reunida.

sábado, octubre 17, 2020

Eduardo Chirinos (1960 - 2016)

 

Hace millones de años un cometa (o varios) se estrelló contra la Tierra, la perforó y la llenó de agua. Turbulentas aguas que desataron olas gigantescas, tsunamis catastróficos, remolinos de hielo y rocas.

No le hicieron daño a nadie: en la Tierra no había asomo de vida. Cuando los remolinos cesaron y acabó la turbulencia la paz reinó en las profundidades marinas.

Entonces algunas moléculas (las más atrevidas y vivaces) se animaron a reproducirse en ese caldo o sopa primordial, el jardín del pulpo donde ansiamos volver.

Según esa teoría, de allí venimos todos: los perros, las moscas, los pandas gigantes, las aves de corral, los lectores de poesía.


Escolio al poema “El jardín del pulpo”, de Eduardo Chirinos.

Gentileza de Horacio Berra.


domingo, octubre 11, 2020

Réflex


 

Recuerdo aún la lengua original. Un idioma de pasta. Madera oliente. Hubo margen para una especie de habla interior. Hay el olvido del idioma y el mensaje eterno. Asqueroso.

 

Hubo una sílaba metálica para decir en la sombra y un nuevo olvido de lo que fue la memoria. Una idea repetida. Un asquearse de los otros que se hacen uno y siempre de uno. Un ciclo en la serpentina del venablo. Una búsqueda en cada límite y con cada nueva resistencia. Me gozo en ese muelle de soberanía escasa. Me gozo en ese muelle de soberbia.

 

¿Hay alguna idea que supere la idea de ortopedizar el alma? ¿Quiero decir el cuerpo de una mujer? (¿Quiero yo decir el cuerpo de la mujer?) ¿Hay un idioma que haga el olvido de mi propia memoria? Sistema de resistencia y de fallo. En ese fallo me gozo como en un muelle... ¿Perdido el perdedor se pierde lo ganado?

 

¿Hay un habla por fin que haga el olvido del idioma? ¿Un sistema para perseverar en el fallo? ¿Para reconstruir la trampa no siendo por enésima vez el cebo? En esa abertura blanca sobre lo negro me cierro. Al álamo sombreado del páramo, recogido. Parado, sincero.

 

Hay una ausencia más rotunda que el agujero en el lugar de vaciar. Que el yeso en el lugar de quebrarse. Que la máquina imantada en el lugar de pisar. De ser pisado... Pero he aprehendido que negando lo negado aparece un algo parecido a un sí. Que es no.

 

En ese muelle me hamaco. Junto al álamo donde no estoy. Afortunadamente. Sin un sí. Sin siquiera el sueño del sueño de un sí en mi cuerpo. De un sí para afuera y a lo lejos. Un sí de Otro, mecido muellemente. Como una nueva vacación cada vez. No siendo lo que escribo. No escribiendo.

 

Negándome a saber que solo y solo si. Soy ese sí. Ese cuerpo. En la sombra de las palabras. En el lugar del fantasma.

 

Ortopedia del alma. Algo como dinero-mujeres.

 

Caminar. Arrastrarse. Empujarse con los muñones. Sobre un carrito de rulemanes. Con un bastón. Con muletas. Con piernas mecánicas. Con pelvis de goma. Con prótesis dentales. Con hombreras. Con un aro de yeso. Con un garfio. Con audífonos. Con fajas elásticas, bombacha de goma, ano contra natura, dedales metálicos, nariz de platino. Como sea. Hasta la muerte.


Texto: Eduardo Magoo Nico

Foto: Sergio Meresman