martes, junio 16, 2020

Un puente



Yo deseo para vos un puente


Que te conduzca hasta mi


Donde puedas bailar a tu gusto


Y en el que ninguna tabla ceda haciéndote caer


De cabeza en el fango




Texto: Eduardo Magoo Nico

viernes, junio 12, 2020

Las voces



Ella me hablaba

Cuando yo

Sentado en el piso

Y con la espalda apoyada

En su madera blanda

Imaginaba secretas historias

De las personas cuyas voces

Sentía pasar por la vereda

Dejando tras de ellos

Fragmentos de conversación



Me habló una vez de un embarazo y un parto

Al cual mi madrina habría asistido

Y de todo lo no recordado

Desde el principio de los tiempos



Si alguna alegría viene a los hombres

Por el bien que han hecho

(Me dijo una vez)

Mayores alegrías pueden esperarse

De un amor ingrato



¿Porqué continuo a torturarme, entonces?

¿Porqué me es imposible encontrar el modo

De poner término a mi infelicidad?

Si algún dios o mortal, es capaz de compasión

Ruego observe por un momento mi angustia

No pido otra cosa que la cura

De este mal horrendo... 



Perdido en mi devoción por vos

A tal punto he llegado

Que no puedo ya quererte

(Ni dejar de amarte)

Pues tus defectos y tus virtudes

No llegan a afectar el núcleo duro

De mi obsesión



No se trata de afirmarme en mi orgullo

O en mi afectación

Ni siquiera en mis propios intereses

O placeres

Sino de resignarme a una lenta

Pero implacable

Autodestrucción



Te has insinuado a mi

Quemándome por dentro

Para apropiarte de toda mi atención

Quebrando mis amistades

Una a una

También la tuya

Que era la única

Que aún lograba sostenerme



Esta es la pena

Que mi sucia saliva sublima

Te conocerán las generaciones futuras

Y tu fama envejecida dirá quien eres

Te preguntarás tal vez

Cómo hago para lograr amar y odiar

Al mismo tiempo



No lo sé

Pero lo siento suceder

Y sufro

En la nostalgia renovamos

Nuestros amores

Y lloramos los afectos perdidos



¡Tanta muerte inmadura!

¡Tanto placer en el dolor!

Y si un día probamos escalar

Las cimas del Monte Hermoso

A rebencazos las Musas

Nos arrojaron hacia abajo

Por las dunas móviles del esperpento



Ojalá

En el humus

De este profundo valle

Aprendamos a cultivar el sacro amor

Que huele y sabe

De respeto y libertad




Texto: Eduardo Magoo Nico
Foto: Gustavo Piccinini

jueves, junio 11, 2020

GUSTAVO OSSA LONDOÑO


EL CORONAVIRUS Y LA AVIACIÓN   

El actual coronavirus, distinguido con el nombre de COVID-19 que ha tenido con bozal de perro bravo y ternero mamón a magnates, ministros, presidentes, místicos, apostólicos farsantes, ateos, senadores, ignaros, intelectuales, científicos e indigentes, cuenta, en su manera de propagarse, con una muy eficaz ayuda tecnológica que la devastadora peste bubónica aparecida en el año 1347, no tuvo, me refiero a la aviación. Ello porque en la actualidad, la mayor parte de los intercambios turísticos, comerciales, deportivos, culturales, universitarios  y demás  asuntos que alrededor del mundo requieren ser presenciales, se hacen vía aérea, permitiéndose que sean millones de veces más numerosos que los que se hacían antes de que apareciera el referido transporte, el cual, dicho sea de paso, aunque el genio renacentista de Leonardo de Vinci nos lo había perfilado desde el siglo XV por medio de escritos y dibujos, a finales del XIX, sin desconocer el mérito que para su posterior desarrollo tuvieron los intrépidos y hábiles experimentos que en esos años hicieron Otto Lilienthal-quien falleció en uno de ellos- Clemente Ader, Santos Dumont y los hermanos Wrigth, todavía era muy incipiente, siendo en el transcurso del XX que se impulsó de una manera tan potente que sobrepasó la velocidad del sonido, hasta llegar al nivel que tenemos en lo que va del XXI, en el cual se le sigue apostando a la aeronavegación interplanetaria. Pero volviendo al enlace que la aviación está teniendo con la pandemia que nos asiste, me parece muy curioso y un tanto premonitorio que sea éste adelanto tecnológico el que esté facilitando la propagación del COVID-19 por el mundo (la peste bubónica del siglo XIV, llamada también peste negra que arrasó con buena parte de la población europea de ese entonces, se propagó, vía marítima, por medio de barcos mercantiles que llegaban a los puertos plagados de ratas infestadas de piojos portadores del mortal y contagioso virus que no llegó a  América porque los europeos pisaron estos territorios 145 años después) continúo aclarando que en ningún momento estoy queriendo decir que el adelanto tecnológico sea contraproducente a la vida ¡no qué va! la tecnología que es la hija más innovadora de la ciencia, a mi modo de ver, bien aplicada, podría ser la panacea para que la especie humana salga avante del oscuro y húmedo laberinto en que se halla inmersa, ocurre sí, que el capitalismo salvaje, en su versión neoliberal que en breves palabras  no es otra cosa que la excesiva acumulación de la economía en unas pocas manos, en detrimento de la inmensa mayoría, está orientándola a ser la nueva dictadura, y si el adelanto tecnológico, en vez de servirnos para que podamos espaciarnos con holgura en los más de 500 mil millones de  Km2 que tiene nuestra esférica y hermosísima nave espacial, llamada planeta tierra, de los cuales más de 125 mil millones están en tierra firme, decía que sí en vez de lo anterior, este adelanto sigue  siendo utilizado por el capitalismo salvaje, para que con su finalidad monopólica-antinatura nos amontone, cada día más y más, en las aéreas metropolitanas del mundo, en compañía de perros y gatos, conectados -hasta cuando comemos- a teléfonos celulares con los oídos tapados y respirando un aire cada vez más pestífero, en medio de la galopante morbilidad física y mental que el brutal consumismo nos está causando, cuyo principal y cada día más deletéreo efecto es la enajenación de la realidad social, política y económica cual sí fuéramos caballos cocheros que vamos de la casa a la monotonía laboral y de ésta de nuevo a la casa y así hasta substraer la mayor y más potencial parte de la fugaz  existencia humana, si dejamos, repito, que la tecnología con toda  la transcendencia que ha tenido y tendrá en la vida social del ser humano, se  siga desvirtuando en pro de la mezquindad de unos pocos, soslayando situaciones tan prioritarias y abrasivas como el desequilibrio ecológico que es proporcional a la iniquidad reinante, pandemias como la que está generando el COVID-19 y otras peores emergencias provenientes de  distintos frentes naturales, es muy probable que se sigan presentando cada vez menos distanciadas en el tiempo y en el espacio, convirtiendo el paraíso que habitamos, en un lugar inviable para la preservación de nuestra frágil especie: ¿Qué tal un desprendimiento severo de los polos, por el calentamiento global? No olvidemos tampoco que en el 2003 tuvimos otra pandemia de menor espectro y similares síntomas, engendrada por un virus distinguido con el nombre de SARS ¿o será que el COVID-19 es una mutación de éste? Peligros anunciados con sobrada antelación y desde distintas ópticas por muchos visionarios, entre  ellos, los filósofos, economistas, sociólogos, historiadores y políticos Carlos Marx y Federico Engels,  quienes desde  mediados del siglo XIX, con brillante lucidez, nos alertaron de éstos y nos dieron las directrices políticas  que deberían seguirse para  evitarlos, directrices que aunque son susceptibles de ajustes como  lo es cualquier propuesta humana que no esté soportada en los dogmas divinos, conservan una  estructura sólida, fundamentada en el verdadero desarrollo social que es inherente a la equidad.  

   En fin, parceros lectores de este breve ensayo, inspirado por el coronavirus y la aviación, según lo precisan las autoridades científicas, mientras que no aparezca la vacuna- búsqueda que está en ciernes- el COVID-19 continuará su transgresora y clandestina travesía, iniciada en Wuhan-China, viajando en los modernos aviones de la actualidad, hospedándose y, como ya lo está haciendo, residenciándose, sobre todo en las áreas metropolitanas del mundo que el capitalismo salvaje, en su versión neoliberal, como ya lo dije renglones atrás, quiere verles “crecer” más, más y más, en aras de  fortalecer, a toda costa, su aparato productivo, ignorando que la madre naturaleza nos ha  venido insinuando de múltiples formas y ahora mismo nos lo está diciendo rotundamente por conducto del extraño-heteróclito virus que nos tiene embozalados, que a ella no le gusta vernos apiñados, en medio de  tanto espacio: ello porque ahí está el meollo de todos nuestros males.


Fredonia 28 de mayo de 2020.

(Un día que ya no vuelve)


Texto: GUSTAVO OSSA LONDOÑO