Mi amada y admirada
Ya que aún me consideras
Un pobre loco
A ti va doblemente mi desprecio
Como una chiquilla soberbia y prepotente
Demasiado acostumbrada a los halagos
Con una hormona que se empaca
Y no resiste la menor ironía
Quisiste hacer un corte de cirujano
En mi yugular
Para verme caer desangrado
Deberías aprender a protegerte mejor
De mis embates
Y de las espinas pungentes de la crítica...
Basta una blanda corteza de alcornoque
Como escudo
Para entrar en el monte a dar combate
Yo inyecté un alma en ti
Cuando eras apenas un proyecto...
La línea de sombra de un ombú
Recién implantado
Esa línea (confín o frontera)
Vivirá por siempre...
Ella te contiene aún
Y te impide todo derrame fatal
Yo era entonces el liquen y las violetas
Vos, la selva de jacintos
Yo quien abría las puertas
Del mundo subterráneo...
Tú, quien lo habitaba
Pasado el tiempo del duelo
Tus ojos aún me hablan
Porque allí reinó el amor
Y en mí, el deseo
Y cada vez que regresa
Es un maravilloso delta
De islas aladas el que se abre
Habitadas por dioses variopintos
Ven amiga una vez más
Y recuerda
Como con sus pequeños pasos
En la fresca luz del amanecer
Entraba tenue el alba...
Tal vez un día
Llegará a nosotros el momento
De despertar
De despertar
Del mismo sueño irreverente
A una segunda juventud
Texto: Eduardo Magoo Nico
Imagen: Gustavo Piccinini