lunes, noviembre 25, 2019

La vida es imposible


La vida es imposible
(La muerte a veces también lo es)
La imposibilidad de la vida
Se manifiesta en modos distintos
En cada uno de los géneros que emergen de ella
Y se corporizan

En cuanto a lo demás...
(Más allá del desprecio y la opresión que persiste)
Si no fuera imposible
La vida sería espantosa

Por fortuna
Pasa como una nube
Y no deja huellas
Nubes que pasan veloces
Como águilas sobre un estadio

El aire
(Entre verso y verso)
Se ha hecho irrespirable
El horizonte
La isla
La laguna entera
Quedó cubierta
Por una gigantesca
Doble bóveda de cristal

Los caballos extrañados
Siguieron pastando en la penumbra
Y al fin se dejaron caer de rodillas
Como nosotros
Ante los robots armados

Nuestras islas
Aladas de temores
Y habitadas por dioses variopintos
Se revelaban
Como lo que siempre han sido
Un espacio infernal
¿Alguno, alguna vez, sentirá
El eco de las voces
Los gritos desesperados
En la asfixiante oscuridad?

Álzate amiga
Deja que entre tenue el alba en el sueño
El impulso que te trajo a este limbo de existencia
(Semiacuático y transparente)
Terminó de vaciarse en la noche
La muerte ha establecido el cerco

Aprovecha el último día
Que se nos regala…
¡Ya verás!
Mañana comienza la batalla
Por una nueva forma
De irredenta humanidad


Texto: Eduardo Magoo Nico

Foto: Alejandro Pi-hué



viernes, septiembre 27, 2019

FABIAN CASAS



Ezeiza



Mi primo ya no es un gigante

en el crepúsculo de esta terraza

donde estamos sentados.

Dos casas más allá,

con broches en los labios

y pañuelo azul en la cabeza

una mujer cuelga la ropa.



Desde que se fue el libretista

el color whisky del pelo de mi primo

empezó a clarear

y en alguna feria americana

los jóvenes modernos

deben estar probándose

su vieja melena, sus pantalones oxford,

los suecos que yo a veces le robaba

para mirarme en el espejo...



Príncipes violentos de los setenta

¿Qué podemos hacer por ustedes?

No se convirtieron en políticos

ni se exiliaron, ni están

con dos enes en el pecho debajo de la tierra...



Ustedes,

que se colgaron de los árboles de Gaspar Campos

y fueron a esperar al Duce a Ezeiza,

tuvieron que soportar

que el viejo no les trajera la revolución

sino la peste.



'Pero no éramos -dice mi primo-

estetas de la muerte o fanáticos del dolor.

Simplemente buscábamos Tao...'



A la gente le gusta pensar

que la vida cambia. Y muchos viven pendientes

de cosas que no le van a suceder nunca.

Ahí está la vereda cubierta de arroz

del Registro Civil; el libro donde dice:

'Antes vine como el Cordero,

ahora he vuelto como el León'.

Relatos, fábulas para un pueblo construído

de agua y de fe.

La silla de mi primo está vacía.

El viento agita los árboles en la calle.

Es cierto. Todo terminó más rápido

que un día de franco.

Después pasó el tiempo,

viajamos con las tribus del norte hacia el sur.

Algunos se reprodujeron.

Otros aprendimos que el miedo

es la distancia que existe

entre el dolor y la nada.

Yo crecí y me convertí en el líder.

En cuanto al Guerrero del camino,

nunca más lo volví a ver.

Ahora él vive

sólo

en mi memoria.



Texto: Fabian Casas

sábado, septiembre 21, 2019

JORGE LUIS BORGES - La escritura del dios.



Entonces mi alma se llenó de piedad. Imaginé la primera mañana del tiempo, imaginé a mi dios confiando el mensaje a la piel viva de los jaguares, que se amarían y se engendrarían sin fin, en cavernas, en cañaverales, en islas, para que los últimos hombres lo recibieran. Imaginé esa red de tigres, ese caliente laberinto de tigres, dando horror a los prados y a los rebaños para conservar un dibujo. En la otra celda había un jaguar; en su vecindad percibí una confirmación de mi conjetura y un secreto favor.

Dediqué largos años a aprender el orden y la configuración de las manchas. Cada ciega jornada me concedía un instante de luz, y así pude fijar en la mente las negras formas que tachaban el pelaje amarillo. Algunas incluían puntos; otras formaban rayas trasversales en la cara interior de las piernas; otras, anulares, se repetían. Acaso eran un mismo sonido o una misma palabra. Muchas tenían bordes rojos. (...)



Vi infinitos procesos que formaban una sola felicidad, y, entendiéndolo todo, alcancé también a entender la escritura del tigre.

Es una fórmula de catorce palabras casuales (que parecen casuales), y me bastaría decirla en voz alta para ser todopoderoso. Me bastaría decirla para abolir esta cárcel de piedra, para que el día entrara en mi noche, para ser joven, para ser inmortal, para que el tigre destrozara a Alvarado, para sumir el santo cuchillo en pechos españoles, para reconstruir la pirámide, para reconstruir el imperio. Cuarenta sílabas, catorce palabras, y yo, Tzinacán, regiría las tierras que rigió Moctezuma. 





Fragmentos de "La escritura del dios", Jorge Luis Borges. Obras completas.Tomo I, pag 596,  Emecé Editores (Buenos Aires).

sábado, septiembre 07, 2019

El borde del galanteo

 

Para el sonido soñoliento del agua

 

(Visión y reposo)

 

Para eso vivirían...

 

Supongo

 

Ya que despreciaban todo trabajo

 

Asalariado

 

 

 

Su política

 

Una colección de imágenes

 

Que se integraban como en un puzle

 

(De un gigante colectivo)

 

A una colmena perfectamente organizada

 

 

 

El individuo era para ellos

 

Un pobre desgraciado

 

Cuya condición

 

No alcanzaba siquiera

 

La de un verdadero “ser humano”

 

 

 

El arte sin embargo

 

No dejaba de ser

 

Un gran impedimento

 

Dibujos demasiado inestables...

 

Pobres representaciones y cuentos

 

(Una noche de exposición al rocío

 

O el roce de un coito en el barro

 

Bastaban para borrarlos)

 

 

 

Hablaban

 

(Mientras se encaminaban hacia algún lugar)

 

El esperanto pasivo de los mendigos

 

Sólo una inesperada invención podía turbarlos

 

Así y todo...

 

La total indiferencia tenía su encanto

 

Vago, pero apreciable

 

 

 

No existía en su peregrinar momentos fijos...

 

Salvo cuando la naturaleza

 

Cerrando sus valvas

 

Mostraba un solo borde continuo

 

Afilado y terso

 

Que ellos solían denominar

 

“El borde del galanteo”

 

 

 

Iban, por lo general

 

Montados a caballo

 

Llevando con ellos un carro liviano

 

Con lo imprescindible para asentar un campamento

 

Rara vez se marchaba más rápido

 

Que un hombre a pie

 

El justo “tempo” del movimiento humano

 

 

 

Ella supo tener cuando niña

 

Un caballito dorado

 

Que llamó Jenjibre

 

(Y que aún conserva)

 

En ese desaliño residía

 

(Exásperadamente)

 

Toda nuestra rivalidad con quienes languidecían

 

En aquel mundo




Texto: Eduardo Magoo Nico

viernes, junio 21, 2019

El desprecio




Mi amada y admirada

Ya que aún me consideras

Un pobre loco

A ti va doblemente mi desprecio



Como una chiquilla soberbia y prepotente

Demasiado acostumbrada a los halagos

Con una hormona que se empaca

Y no resiste la menor ironía

Quisiste hacer un corte de cirujano

En mi yugular

Para verme caer desangrado



Deberías aprender a protegerte mejor

De mis embates

Y de las espinas pungentes de la crítica...

Basta una blanda corteza de alcornoque

Como escudo

Para entrar en el monte a dar combate



Yo inyecté un alma en ti

Cuando eras apenas un proyecto... 

La línea de sombra de un ombú

Recién implantado

Esa línea (confín o frontera) 

Vivirá por siempre...

Ella te contiene aún

Y te impide todo derrame fatal



Yo era entonces el liquen y las violetas

Vos, la selva de jacintos

Yo quien abría las puertas

Del mundo subterráneo...

Tú, quien lo habitaba



Pasado el tiempo del duelo

Tus ojos aún me hablan 

Porque allí reinó el amor

Y en mí, el deseo

Y cada vez que regresa

Es un maravilloso delta 

De islas aladas el que se abre

Habitadas por dioses variopintos



Ven amiga una vez más

Y recuerda

Como con sus pequeños pasos

En la fresca luz del amanecer

Entraba tenue el alba...



Tal vez un día 

Llegará a nosotros el momento 


De despertar  

Del mismo sueño irreverente

A una segunda juventud


Texto: Eduardo Magoo Nico
Imagen: Gustavo Piccinini


lunes, mayo 27, 2019

El amor reinventado


¿Es esta mi debilidad?

¿Deseo conservar  todo como era en los inicios?

Nunca entendí como el amor pueda implicar la posesión

Apropiarse del ser amado...

¿Expropiarlo?

Aquello que se une a vos suele cambiarte

O no



Ella era el placer de vivir

Tenia una aureola de limpieza

De desenvoltura

De descuido

De audacia

De apertura a todo lo nuevo

Y él lo ignoraba completamente



Era joven

Vivía de lo que le inspiraba la jornada

Intentaba dar al otro todo aquello que deseaba

Y lo hacía con fantasía

Sostenía la superioridad de lo deportistas

Por sobre los intelectuales y los militantes

Y hacía el elogio de los homosexuales, de los ladrones

Y de los locos



¿Transformar la poesía en acción?

¿Inventar continuamente la propia existencia?

La deliciosa vorágine del desprecio

El tiempo suspendido   

La perpetua exaltaciòn de la infancia

Las propias necesidades reducidas a lo indispensable

Eran sus principios

(Dignos de un Diógenes)



Juntos habían soñado cambiar las reglas

Sin importarles las ya existentes

“Las torpes leyes de la moral burguesa”

Y sobre todo un nuevo y diferente modo de amar

Al capitalismo sentimental

Oponían un cierto “comunismo”



Esto de la exclusividad en el amor...

¿Sería bueno para los dos?

A veces si...

A veces no

¿La simulación es útil?

¡Franqueza!



Seguir siendo uno mismo cuando se ama

No mudarse en el otro

No vivir juntos demasiado tiempo

Saberse dejar

Para poder reencontrarse...



¿Comerse al otro?

¿Hacerse devorar por él?

Suele ser indigesto

Es bello amar y dar cuanto podemos

Pero no impedirlo al resto del mundo...



Ella nos había contado de sus compartidas quimeras

Con inmutada 

Conmovida, participación

Apenas velada por una ironía enternecida...



Habría querido escribir el poema épico

De aquellos años ligeros

De aquella circularidad del deseo

De aquel amarse por propiedad transitiva

Sin jamás mentirse

Sin jamás traicionarse

En la búsqueda de una nueva

Y rigurosísima

Revolución moral


Texto: Eduardo Magoo Nico
En la foto: Franziska zu Reventlow

miércoles, abril 10, 2019

Federico García Lorca



SUEÑO II (Libro de Poemas, 1921)

Mayo de 1919




Mi corazón reposa junto a la fuente fría.

(Llénala con tus hilos,
araña del olvido.)

El agua de la fuente su canción le decía.

(Llénala con tus hilos,
araña del olvido.)

Mi corazón despierto sus amores decía.

(Araña del silencio,
téjele tu misterio)

El agua de la fuente lo escuchaba sombría.

Araña del silencio,
téjele tu misterio.)

Mi corazón se vuelca sobre la fuente fría.

(Manos blancas, lejanas,
detened a las aguas.)

Y el agua se lo lleva cantando de alegría.

(¡Manos blancas, lejanas,
nada queda en las aguas!)

(Fuente Vaqueros, Granada, 1898 – camino de Víznar a Alfacar, Granada, España, 1936)

martes, abril 09, 2019

Toda juventud que ríe...



La Lepido-Sirena-Paradoxa

(En mi pesadilla)

Me comía lentamente por el culo

¿Su audacia?

Introducir todo el rimero en la ranura

Fina/Rosada

¿Estrecha?

Toda la remembranza

Todo el imaginario de uno

En el fruncir del otro

(La cabeza como una antorcha en llamas)

Y junto a la aborrecible enfermedad del abrazo

(Encendido)

La arcada

 

Como una flecha lanzada contra Bora y Marea

Los hombres y mujeres de mi generación

Que habiéndose ya batido

Aún están dispuestos

En este virtual último asalto

A talar de un tajo el miembro necrosado

A poner el cuerpo vivo en el adorno

Y con las banderas de Alceo

Bagual/Calelián/Catriel/Calfucurá

Calfiao/Pincén

Molfinqueupú

Nauculeo/Namuncurá/Epumer

Y Baigorrita (en el frenesí del trazo)

Cortar la tarde

Armar la bronca

Morir-matando

 

Hay una crispación de nervios

Que anticipa todo tiempo venturoso

Veo la luz de tu voz

Tensa como la cuerda de un arco

"Ebria de ausencia, la vida es vasta...

Agua que parpadea"

Su tensar se acentúa

Con el temblor de los cobardes…

 

(De la ira de los elementos

Tal vez debería hablarte)

Pero debo aún arrastrar el cadáver

De quien me ha venido arrastrando

Hasta el borde mismo de este embudo

Que no se abisma

(Del agujero en ciernes)

De esta preciosa Mira

Que no quiere, todavía

Abrir sus ojos...

 

¿Un animal forzado a seguir amando?

¿A vivir para la muerte?

Contento de verme envejecido

Envejecer este poco más aún...

Hasta casi no poder arrastrarlo

(La Lepido Sirena sigue haciendo lentamente su trabajo)

 

Saturado de alabanzas y podrido en formas

Me maravillo:

Sea ya por su naturaleza / Haya sido por el huerto

(Por el orto, por el muerto)

¡Toda juventud que ríe es invencible!

 

Texto: Eduardo Magoo Nico

Foto: Alejandro Pi-hué




viernes, febrero 22, 2019

Bipolaridad



Es ruda la textura del papel
Añora la ternura de la pluma
Se rompe fácilmente

El objeto de mi enamoramiento
Colgaba de un hilito blanco...
Se vanagloriaba de pertenecer
A la sospechosa raza de los trapos animados
Que el viento, no mueve...

Ella vive en una época distinta
Es decir, toda mi época retrasa
Hay una poesía que se encuentra únicamente
En esos cuerpos apenas descubiertos
Cuerpos extraordinarios
Plenos de inocencia y de culpa
De ansia y de misterio
Inflados de obsesión y de vulgaridad

¿Es éste el último rencor de quien se siente alegre?
Un poco de tierra que se enfría...
¿Pero quién será el que parta el terrón entre sus dedos?
¿Quién cortará el hilo?
¿Quién lavará la indeleble suciedad?

En toda instalación
Conviene meditar doblemente
Cada movimiento
Crear un aura preventiva…
Ante el enchufe


Texto: Eduardo Magoo Nico
Foto: Alejandro Pi-hué