Su respiración agita los banderines
Estremece rítmicamente sus senos
Mueve las olas de papeles que nos circundan
Sacude luego su cabeza liberándola de toda distracción
Mete la mano entre los pliegues de la blusa
Lo hace con tal fuerza que salta el botón
Saca algo
(Es mi sentencia de muerte)
El aire se adensa con su tufo carnal
Lúbrico
Libidinoso
Salaz
Voluptuoso
Impúdico
Sus vaharadas se expanden
Llenan el aposento
La náusea me paraliza
Olor a hembra
Lo veo
Enrosca sus cientos de brazos a las vigas
De mi inexpugnable eremitorio
Me mira ciegamente...
Entra oportunamente Catriel, a mi cuarto
Comienza a olisquearla desde los tobillos
Las combas de las nalgas
La entrepierna
El deseo relampaguea en sus ojos legañosos
El anciano perro jacobino vacila
Gime un poco
Retira el hocico de los mórbidos valles
La espumosa baba ya gotea...
Alzándose sobre sus patas posteriores
Se abalanza sobre la naifa
Que retrocede y cae sobre el catre
-¡Perro carbonario!
No debes tratar así a las señoras...
¡Perro misógino y cascarrabias!
Entonces, resignado
El fiel cuadrúpedo obedece
Se sienta sobre el estómago de la muchacha
(Haciendo más que evidente su dominio)
Y espera al amo...
Texto: Eduardo Magoo Nico
Lo he intentado todo
Mansamente al principio
Iracundo después
He trabajado en una dirección
Y en otra
Los contornos de una vida
Privada de charme y de sustancia
Excedida de ausencia y de emoción
He inclinado vencido la testuz
No ante enemigo supuesto o cruz
Sino a la luminosa presencia y el recuerdo atroz
En vano he esperado una segunda juventud
Definitivo es el camino que no hemos elegido
Y única, la única vez que disponemos.
Texto: Eduardo Magoo Nico
Foto: Alejandro Pi-hué
Cuando
estoy contento canto o bailo
(Incluso
mientras trabajo)
Y
cuando me asalta la melancolía
Pienso
en mis juguetes rotos
Que
ya son parte del polvo
Es
decir, del barro, de Buenos Aires
Me
da por pensar también
Que
mis libros y mis fotos
Me
acompañan donde voy
(¿Flotan
a mi alrededor?)
Y
que mis amigos, de algún modo, están
En
especial los que se han perdido
Los
que se rompieron
Y
los que se convirtieron
A
la niebla y el hollín de Buenos Aires
La
noche oscura del alma
Avanza
desde el sudeste
Ya
no se escucha el silbido de los solitarios
La
nube que todo lo pulveriza
Hace
su fango con los poetas
Más
luego con sus amores
Y
se queda allí arriba, amenazante
Hay
que aguantar el dolor
Dicen
los varones atribulados de la ciudad
Los
jóvenes machitos mustios
Con
sus libros sobados, sus cuadernos sucios
Y
sus balbuceos entorpecidos
Por
el brillo y la tristeza de la juventud
La
pérdida trajo nuevas costumbres
Yo
perdí mis dientes, pero no perdí la discreción
Yo
he visto la boca herida
Yo
he visto las encías peladas
Yo
me comí todos los golpes
(El
secreto está en los nervios que se tensan
Y
se alargan como tentáculos
Hasta
alcanzar los bordes espantosamente afilados
De
la sociabilidad y del amor)
Yo
perdí mis dientes
Era
lindo llamar cuchitril al lugar donde se estaba
Huronera
es un decir de piratas, me dijo una vez Fiorucci
Al
Pelado Matosas, cuando lo largaron
Después
de ocho años de secuestro y cana
Todos
los lugares le quedaban grandes
Él
insistía en vivir en un metro cuadrado
Abrazando
su valijita de cartón
Era
feliz así, había vuelto a ver a su hija
Y
la piba era estupenda y militante
(Sí,
sí, ya sé, pido perdón por la palabra)
Después
vino un ensayo de verdadero amor
Y
el raje, que no trae nada bueno
(Trae
tal vez algo mejor)
Pero
viniendo de este subcontinente
Que
en mala hora colonizaron los godos
Lo
mejor suele transformarse rápidamente, en lo peor
Emigrar
hacia el este, es emigrar hacia lo oscuro
Solo
y mal vestido
(Siempre
de azul o de marrón)
En
medio de una banda de teatrantes
Que
se arrastraban como marranos en un sótano
Escuché
esos primeros ruidos de cadenas
(De
los cuales las nubes son los heraldos)
Que
nos alertaban sobre la catástrofe en ciernes
Se
hizo el silencio y en su doble naturaleza
Comenzó
a discurrir libre, mi pensamiento
Resiste,
pensé, resiste!
El
lunfardo argentino suele ser fúnebre
El
tango, según me hizo ver Paolucci, todavía más
Las
aventuras de la poesía
Son
siempre aventuras de vida o muerte
Así,
cuando yo volví al mundo y me dejé envolver por él
Mi
cotidianidad se fue hinchando como una pompa de jabón
Explotó
a lo bestia (y yo con ella)
Texto: Eduardo Magoo Nico
Foto: Gustavo Piccinini
Rumor itálico
Confusión
Atacamiento
Una hora de lectura ininterrumpida
Y sin embargo cada línea un fragmento
Títulos
Inicia el texto
Salir de la cápsula
Aterraje
¿Angustia?
No ocurre
Noche vacía
Amor ingenuo
Paz en la memoria
Sin dolor, recuerdo
A la atravesada luna
Recorte de soledad
Ojo cerrado o lágrima
Cuento el mismo cuento
Cuento los días
No por nostalgia, ya descarnada
Ya hueso
No por remordimiento
Por estar fuera de casa
Casa mágica de sangre y sueño
Casa Pampa
Me lamento
Texto: Eduardo Magoo Nico
Foto: Eduardo Magoo Nico
No, no hay vida en esta vida pibe
No hay novela
Algunos ruidos extraños que ya escucharás
Y lo demás es puro cuento
Un carrito de rulemanes en una ruta de aceite…
Mi alma está lubricada
Es la lubricidad misma
En el lugar del comienzo el texto de otro
En el lugar de la magia los números
En el lugar del saber el qué sé yo
En el lugar del futuro…
Erguido y aterrado
Por alguna razón
Mi cuerpo hoy
Se siente angélico
En el crepúsculo
Las cúpulas invertidas
De un cielo de rosa intenso
Y el chispazo en un instante
De dos patos en un charco…
Cuando la naturaleza se incorpora
Y el hombre se hace estaca
Hasta el más leve pestañeo en la mirada de una vaca
Puede destruirlo todo
Entonces creía saber algo de ese todo…
Y lo sabía en el momento, en que
Acabando de romperse
Ya no sabía nada
Texto: Eduardo Magoo Nico
Imagen: Paul Delvaux
Todo lo hecho
Se reduce entonces
A una serie de colecciones
Más o menos perfectas
(Es decir, más o menos compactas)
En un preocupante estado de conservación
También los poemas con toda su carga
(De subversión anti-obsesiva)
Se coleccionan
Y el trabajo de una vida
Se reduce
A un nunca completo Gran Álbum de figuritas...
¿Por qué debería yo seguir caminando con mi cojera, mamá?
(Una palabra que tiene cojer adentro)
Si esto que me hace falta
Es un exceso cualquiera de materia...
(No lo digas)
El despojo se consuma
Por la continuidad de la agresión
No importa el argumento
Lo importante es repetirlo
Luego de una saludable verborrea
Volver a empezar se hace difícil...
El paso de los años
Los traslados
Las hernias
Y en caso de Proceso
Responder serenamente
A todas las preguntas
Recuerdo aún
A quien sentado en un estribo
Me pasara el testimonio
Y a todos los que alguna vez
Han estado en el camino:
Yo me debo a esa caterva de alucinados
Y rengueantes contempladores de bolitas
A ese colectivo de-mente
Cuando los pies reposan
Deja de funcionar el cerebro
Ya sea que haya exaltado
O que apenas entusiasme
Lo único que ha hecho en mí
Sentido
Es el viajar
Texto: Eduardo Magoo Nico
Foto: Alejandro Pi-hué
En los antiguos tiempos
La tierra nos ignoraba tanto o más que hoy
En cuerpos que temen ya la tumba
He encontrado la vida
Que anhela la vida
Yo nos veo danzando con nuestros hijos
En el espejo del agua
La mano en la mano
Jugando sin saberlo
Ustedes me han regalado la sed más profunda
Amigos
Siento el agua viva, y cuando la bebo
Ella también me bebe
Me han dado muchísimo y lo ignoran
Amigos amados
¿Pero cómo habría podido yo descubrirlo
Sino con la ayuda de la distancia?
Siendo extranjero
¿Por qué buscas lo imposible?
Me preguntan
Ven aquí, y sé como nosotros...
Pero el cazador ha sido también la presa
El volátil fue reptil
Aquello que somos demora sobre los montes
Y erra imperceptible en el viento
La vida está más allá
Es todo lo que vive...
Creo, sin embargo
Que si lo que digo
Es una parte de la verdad
Debería revelarse en una voz más clara
En palabras más afines a nuestro pensamiento
Querría volver a volar y partir
Nuestra forma de amar
(La de cada uno)
Nace en la más tierna infancia
Mi amor (como la niebla)
Ha recorrido tantos caminos
Los ha conocido en la alegría y en el dolor
Para ustedes, yo quise ser como un valle entre montañas
Y estos arroyos que me atraviesan, cantarán aún
Más dulces que una sonrisa...
Cuando yo haya muerto
Me alcanza ahora la sombra de un hombre inmenso
Del cual todos nosotros somos células y nervios
Un hombre cargado de flores
Como un roble gigantesco
Cuya fuerza nos ata a la tierra
Y libera en el aire su fragancia
Ciertamente, mis amigos se parecen a un Océano
Y se comportan como las Estaciones
¿Y qué cosa es la palabra, si no la sombra de algo conocido
Que no ha podido expresarse?
Tal vez el cristal que nos separa
Es solo niebla que desvanece
Y esa palabra inexpresada que nos une
Es el más preciado bien
De todos los bienes que hayamos podido recibir
Estando juntos
Yo, en tanto
Tarareaba
Había resbalones
La comarca entera tenía hipo
Pero navegaba
(Apenas)
En el alto cielo un cóndor embuchó una codorniz
(Repentino repeluz)
Mientras la arena
(Con el vaivén)
Continuaba moliendo su astracán
El cacique advirtió que la vería
Yo encendí mi otro calcetín
Y como un náufrago, me agarré
Al piolín de la deriva...
Con su falso vestidito Pierre Cardin
Ella vino dando saltos
De barro en barro
Del Camino Negro, a La Salada
Como dos soles dormimos entonces
(Bajo el puente)
Cuando arreciaba la borrasca
Texto: Eduardo Magoo Nico
Foto: Alejandro Pi-hué