De espira en espira
De madre a padre
De mi padre en mí
Fue naciendo el doble
rostro
Horrendo
De toro y de serpiente
De la
Niña cuyo nombre no se puede decir:
Así lo que se atoró en
el nudo (heracleótico)
Vuelve siempre reptando
Se fue asiendo en madeja
Que todo lo envuelve
Allí donde Ananké se
hubo enroscado una vez
(En torno a la carne
radiante del TiempoSinVejez)
Fue el comienzo
de la Historia
Cuando yo caminaba
Ella caminaba conmigo
Cuando me arrodillaba
ella lo hacía también
A veces las chicas que
normalmente hablaban entre ellas
Ignorándome
Me hacían una seña para
que me acercara
Si cerraba los ojos,
desaparecían
Pero seguía sintiendo
sus presencias
Era como si
condividiéramos un mismo ser
Un alma
Y a todas ellas, yo las
llamaba mi familia
Llegué a contar hasta
quince imágenes de mí misma
En edades diferentes
A veces me fastidiaban,
porque una
Se me ponía delante para
no dejarme ver
Así, yo siempre
supe casi todo lo que debía suceder
Y si fui virgen alguna
vez
Nunca fui inocente
Antes de mí, era mi
madre la que huía
De la flecha que se
dirige hacia atrás
Para hincarse en el
Origen
Mi madre huía, y mi
padre no se cansaba de perseguirla
En mi nombre, el saqueo
y el asesinato
Quedaron para siempre
superpuestos a una belleza sin nombre:
La niña que yo era,
debía ser la Niña
Ya que un viejo entuerto
había, entre dos hermanos poderosos
Y mi doble anillo
debería pasarse, de dedo en dedo
Como rehén
Mi madre intentó
ocultarme a mi destino
En un carruaje imponente
Cubierta por el cinto
oscuro de una nube
Ella guiaba las alas de
los inquietos dragones
Que se precipitaban como
caballos lanzados en el viento
Encontró una gruta
insospechable
Quiso llevarme allí,
como a un altar nupcial
Donde todos ofrecerían
sus presentes
Por un himeneo sin
violaciones:
¡Ilusa!
Mi nodriza
Dedicada como siempre a
cardar la lana
Cantaba mientras
trabajaba
Perséfone, no podrás escapar, estás predestinada...
Yo reía ante el opaco
espejo de bronce
Y mi imagen me imitaba
cuchicheando con sus amigas
A veces bajo el
abrazador sol del mediodía
Me desataba el (¡casto!)
sostén
Y refrescaba mi piel con
el agua de la fuente
Dejando por un momento
de urdir
Los pesados hilos, del
telar de Palas
Pero a los ojos de mi
padre nada pudo ocultarme
En su corazón, un
huracán de preocupaciones
Que nunca duerme,
silbaba constantemente
Él empezaba a arder con
la más grande antorcha
Que haya podido surgir
de una pequeña chispa
Toro, padre de serpiente y padre de toro serpiente
En la montaña el Oculto
El Aguijón
Mi sueño era entonces
una invasión del cuerpo y de la mente:
Theós diá kolpou
(Dios a través del
vientre)
Hacerse íntimo de lo que
nos es más extraño
Allí donde yo estoy, mana el agua
Mi
ojo es líquido
Ondulante como las olas, se renueva siempre
(¡Hay algo más extraño,
acaso, que una serpiente!)
El toro salió del mar y
al mar volvió a arrojarse
Aflojó la corona de
espigas Demetra
Liberando los largos
rizos
Que fueron a envolver su
cuello
Las mejillas de la diosa
se bañaron en lágrimas
Se hallaba estremecida a
causa de su hija
Pues Eros, con un sólo
proyectil llameante
Había enloquecido a
tantos pretendientes...
Temía especialmente a
Hefesto
¡Que no tenga su hija un
marido cojo!
Así son los padres de un
único hijo
Siempre temen por sus
niños mimados
A causa de estos
himeneos de dragón
El vientre de Perséfone
se hinchó de fecunda progenie
Y dio a luz a Zagreo
Un vástago cornudo
Él, por sí sólo, subió
sobre el celeste trono de Zeus
Y con su pequeña mano de
recién nacido
Blandió
el Relámpago
No hay comentarios.:
Publicar un comentario