Ayer fui a pagar la recarga del celular, salí del Bar con mi barbijo y mis
manos gelatinosas por el desinfectante, caminé un poco perdido en vagos
presentimientos y recibí como un rayo en mi lóbulo parietal, una voz dionisíaca
que me susurraba: “Dale una oportunidad
al azar”. Volví sobre mis pasos, esperé que saliera el chabón que compraba
cigarrillos (ya que se entra de a uno en todos los negocios por el asunto este
de la peste bubónica) y decidí invertir por primera vez en mi vida de manera
autónoma, 2 euros, en un “Gratta e vinci”. Volví a casa y empecé a trabajarlo
con una monedita. El cartón llevaba el título “Turista per 10 anni” y no gané
ni los 50.000 euros del premio inicial, ni los 2000 euros al mes por 10 años ,
ni los 10.000 euros del bonus final. ¡Increíble!
¿Los dioses me habrán abandonado, o me estarán tomando el pelo? Me
parece que el asunto se está poniendo fulero... Encima murió Maradona, cosa que
conducirá, según vaticinó Nietzsche,
no sólo al rechazo de la creencia en un orden cósmico o físico general, sino
también al rechazo de la creencia en una objetividad y una ley moral universal...
Me cago en Dios! La próxima vez juego al Superenalotto.
Texto: Eduardo Magoo Nico.
Imagen: David Diehl.
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