viernes, junio 12, 2020
Las voces
Ella me hablaba
Cuando yo
Sentado en el piso
Y con la espalda apoyada
En su madera blanda
Imaginaba secretas historias
De las personas cuyas voces
Sentía pasar por la vereda
Dejando tras de ellos
Fragmentos de conversación
Me habló una vez de un embarazo y un parto
Al cual mi madrina habría asistido
Y de todo lo no recordado
Desde el principio de los tiempos
Si alguna alegría viene a los hombres
Por el bien que han hecho
(Me dijo una vez)
Mayores alegrías pueden esperarse
De un amor ingrato
¿Porqué continuo a torturarme, entonces?
¿Porqué me es imposible encontrar el modo
De poner término a mi infelicidad?
Si algún dios o mortal, es capaz de compasión
Ruego observe por un momento mi angustia
No pido otra cosa que la cura
De este mal horrendo...
Perdido en mi devoción por vos
A tal punto he llegado
Que no puedo ya quererte
(Ni dejar de amarte)
Pues tus defectos y tus virtudes
No llegan a afectar el núcleo duro
De mi obsesión
No se trata de afirmarme en mi orgullo
O en mi afectación
Ni siquiera en mis propios intereses
O placeres
Sino de resignarme a una lenta
Pero implacable
Autodestrucción
Te has insinuado a mi
Quemándome por dentro
Para apropiarte de toda mi atención
Quebrando mis amistades
Una a una
También la tuya
Que era la única
Que aún lograba sostenerme
Esta es la pena
Que mi sucia saliva sublima
Te conocerán las generaciones futuras
Y tu fama envejecida dirá quien eres
Te preguntarás tal vez
Cómo hago para lograr amar y odiar
Al mismo tiempo
No lo sé
Pero lo siento suceder
Y sufro
En la nostalgia renovamos
Nuestros amores
Y lloramos los afectos perdidos
¡Tanta muerte inmadura!
¡Tanto placer en el dolor!
Y si un día probamos escalar
Las cimas del Monte Hermoso
A rebencazos las Musas
Nos arrojaron hacia abajo
Por las dunas móviles del esperpento
Ojalá
En el humus
De este profundo valle
Aprendamos a cultivar el sacro amor
Que huele y sabe
De respeto y libertad
Texto: Eduardo Magoo Nico
Foto: Gustavo Piccinini
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2 comentarios:
Es bellísimo Maggo.
Qué belleza
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