El patio era sobrio y los malvones mudos
Profundas arrugas en los árboles viejos
Un halo verdeante de luz
El musgo
Cerdos salvajes, un pozo azul
Espacios en calma
Levantar un dedo
Sacudir la cabeza
Las palabras hicieron allí la risa y el suspiro
(Una fuente profunda y tenebrosa)
Tocaron el velo que separa a los amantes…
Él regresó a la carcasa de su corazón extranjero
Ella se volvió altiva como el atrio y los geranios:
Vagaba por el salón de los libros
-¡Ah, la variedad de las cosas de este mundo!
Racimos de abejas
Columnas de miel
Sintió temblar en los mosaicos
Un pueblo invisible y discordante
Sutilmente carnoso en las miradas
Un torbellino de rebaños teñidos con la misma sangre
Ávido de emancipaciòn…
Inútil tristeza
El lomo rayado de los puercos
Un monte bajo
El umbroso santuario del Ombú
Y en el pozo cuadrado del cielo
Una hormigueante inmensidad
El llanto
La mujer amada
Tendido en el ninfeo
Halló su propio cadáver
Sin embargo, puesto que conocía de verdad
La tristeza
Y el amor
La muerte lo continuó llorando
Alta y sombría casa
Fuente de mis sonrisas
Cielo turbio y verde
Senos metálicos
Cabellera africana
Texto: Eduardo Magoo Nico
Foto: Gustavo Piccinini
4 comentarios:
Gracias Eduardo. Hermoso poema. un abrazo
UN POEMA COMO HACE TIEMPO NO LEO, QUE ACARICIA EL ALMA Y HACE QUE PERFUMEN LOS RECUERDOS. GRACIAS, MI QUERIDO Y ADMIRADO AMIGO. UN VERDADERO LUJO LEERTE.
APLAUSOS, AMIGO MÍO. PARA LOS DOS: FOTÓGRAFO Y POETA. UNA PERFECTA SINTONÍA. BESOTE
Que belleza!!
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