Lejana deriva de tules primigenios
Delicadamente hilados
Flotan a pelo de agua
En el incorrupto principio de las cosas...
El agua corre ágil bajo sus pies
Que apenas pisan...
Mientras camina, conversa
¿Con ella misma?
¿Desnuda?
No de esas doradas
redes, sin embargo
De las cuales su cuerpo
Parece que quisiera desprenderse
Su movimiento se confunde con el de las medusas
De bordes violáceos
Que atraviesan danzando el golfo...
¿Fue el hermoso velo
Animado de voluntad propia
La que la hubo envuelto
En su sereno avanzar hacia el escollo?
"Blanca y radiante..."
(A nadie se le hubiese ocurrido recordar a Antonio
Prieto en estas costas)
“Va la novia”
Pero la tal medusa, cubierta con su velo de ámbar
Se entregaba con tan grande parsimonia al público
ludibrio...
Que era como si una hija de Neptuno
Acabara de presentarse al Mundo Nuevo
Espléndida en su sencillez
La piel tan suave que bien podría ser de foca
Me miró hasta casi atravesarme la retina
Con un invisible alambre incandescente
(Un silencio largo cae dentro de ciertas palabras
Cargándolas de violencia)
La ninfa rompió las aguas y se dejó correr
Ella misma
Por los dulces
muslos hasta los pies de nácar
Para luego unirse a esas otras aguas
Que se retiran veloces
Hacia la gran ola que volverá a englobarlas
Flujo y reflujo
Que antecede las palabras
Y las sostiene en un mareo inmóvil
Porque lo bello no
es sino el inicio de lo tremendo
Yo me enredé en
sus pliegues
En un confuso trafalgar de velas
(Ciertas veces
El viento se acelera de tal modo en los túneles de la
mente
Que arrolla y destruye
En un estallido fulgurante de purpúreos desencajes
Toda claridad)
Texto: Eduardo Magoo Nico
2 comentarios:
Esta medusa es como la perla suelta de un collar: misteriosa y luminosa. Así aparece este poema. Exquisito.
Saludos,
Espagueti
Preciosisimo poema gracias ������������♂️
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