Escribir, escribir
sobre ciertas cosas
Escribir como
dictando
Estando ya muerto
Hace tanto contra
el tronco
Quebrado
Ver abrirse en el
ojo fijo el fruto más deseado
Mies y miel
Manzana y grano
Una tierra soñada
que siempre sangra
(Bajo los muros
que hacen sombra al Albaicín)
Algo de acre hay
De amargo
La piel que separa
las descargas
El cornetín peloso
y peliagudo
Volver a la vaca y
al ordeñe
A pasarme las
tardes
En la horqueta de
un quinoto
Habría que dormir
y no seguir soñando
Una siesta larga y
profunda
Para seguir la
cuenta, por donde la dejé:
Ochenta y tres
moscas
Sobre los muslos
sudados, la sangre dulce chorreando
Chas! Ochenta y
cuatro…
Las culeadas en el
galpón del tractor
Contra la montaña
de marlos
Y esa hija
montaraza de un tambero
Que montando en
pelo
Me ayudaba a
encerrar las ovejas
Estaba en la edad,
la Niña
(Bastante más
grande y fuerte que yo)
En que buscaba en
brazos más tiernos
Que los de su
viejo Tata
Algo parecido a
ese amor
De las foto-novelas
Uribelarrea
El almacén de los
Urreta Vizcaya
Y un fondo
espejado de jagüel (misterio infinito)
Donde cambié las
aguas
En su reflejo
quedaron para siempre
Mis armas:
El arpón jeringa,
la caña, la gomera, la trampa
El rifle del doce
Aguas de la
concupiscencia
Amorosas aguas de
los ahogados
Son las que me
envuelven
Sudario y alimento
Vano dolor buscado
Las mazorcas de
dientes azules
Vienen a
confundirse ahora con tu mirada negra
Proserpina
(También entonces
dejé pasar mi suerte)
No hay cobardía
que no se explique
Somos buche,
pudendas, corazón, material blando
Y esto es lo
primero que se pudre
Sólo los huesos y
partes duras quedan
Y del ánimo no
hacemos caso
Hasta que vemos
suspendida y blanquecina
Como estas
nubecitas gordas…
Un alma
Es este un país
tan vencido
(Tan poblado de
almas)
Que las andamos
topando
Que ya no caben
Y así por el
diente
En la boca abierta
hubo el grano
Rojo en la punta y
blanco en el nervio
(Espuma de hechos
perdidos)
(Pañuelito
empapado de azafrán)
En tu sombrero
reconocí
La cinta trenzada
con las granadillas
Cuando el fondo de
los mares pueda ararse
Los muertos
vuelvan a la vida
Y los presos con
injusticia estén en libertad
Entonces, tal vez
te deje (te dije)
Y con gran pesar
Texto: Eduardo Magoo Nico.
Audio y voces: Héctor Ledo
Ilustración: Gustavo Piccinini - Guti
PS: Vaya este pequeño homenaje de los autores al amigo Palo Pandolfo, esperando que del mismo
"palo", resulte la astilla.