Notable el
efecto del primer hambre
Mi obra me
pareció tan grande
Que emocionado y
compadecido (de mí mismo)
Me puse a llorar
Hay algo allí
que no se entiende…
¿Si esperaba la
merecida recompensa
En el tranquilo
bosquecillo
Porqué ponerme a
llorar?
Por puro gusto
Siempre que me
sentía a mi gusto
Me ponía a
llorar
Después me
pasaba todo en seguida
Las postales
felices se fueron espaciando
A medida que se
impuso
La seria
realidad del hambre
Esto
es el hambre
Me repetía
entonces
Como si quisiera
convencerme
Que el Hambre y
Yo
Eramos dos cosas
distintas
Y que podría
sacármelo de encima
Como quien se
libera de un amante fastidioso
Pero éramos una
sola cosa
Y bien dolorosa
por cierto
¡Fue una época
espantosa!
Me da la
impresión
Que entonces
sobreviví
No sólo a causa
del apetito
Sino gracias a
él…
Pues lo más
elevado se alcanza
Con los mayores
esfuerzos
(Si postulamos,
desde luego
Que lo más elevado
Pueda ser
alcanzable...
En lo que a
nosotros respecta
El hambre
voluntario
Es el mayor de
los esfuerzos)
Cuando
reflexiono sobre aquellos tiempos
Pienso también
en los tiempos que me amenazan
Toda mi vida de
adulto
Me separa del
hambre aquella
De la que
todavía no estoy repuesto
Y mi menor
apetito no creo me servirá de ayuda
Durante este
largo intervalo
No ha escaseado
formalmente el fruto amargo
Pero nunca llegó
a ser suficiente para alcanzar
El último
trance:
La inocente
agresividad de los años juveniles
Se consumó en
esa penuria
En tanto yo
Me revolcaba de
un lado a otro
En mi lecho de
hojas sedientas
No podía domir
Oía ruidos
espantosos que provenían de mi estómago
Y a pesar de mi
fuerte resistencia a todos los olores
Sentía el aroma
de los pechos de mi madre:
Con ellos
desaparecieron mis últimas esperanzas
Allí había sólo
un perro olisqueando en el vacío
Era evidente que
la causa de mi muerte
No sería el
hambre
El mundo se
continuaba en una puerta
Que comunicaba
con otro mundo
(Recordé que
Mundus era la puerta sacra a Ceres
Y que abría al
Reino Oscuro)
La Indiferencia
les soplaba al oído
-Este
se está muriendo
Pero uno no
muere tan rápidamente
Como suele
pensar un perro callejero
Una triple
prohibición recae sobre el ayuno
Y pesa sobre los
que no pueden dejar de hambrear
Quizás la verdad
no estuviese demasiado lejos
Ni yo tan
abandonado como creía
Tal vez no fuese
sólo un Perro, el que fracasaba y moría...