miércoles, octubre 08, 2025

Las olmas


 

Junto al estanque,

bajo la olma

(pájaros para la mente)

tiene su altar la ninfa.


Las lámparas flotan

y en las ramas hay voces.

Desde el verde profundo de un ojo

luz y cristal que fluye.


De agua son las almas de las ninfas,

primero pétalos, y luego lluvia fresca.

Un amanecer a escala de pez.

Los jilgueros picotean brotes de hierba.

Yo me aventuro al umbral de Perséfone.


Donde hay amor hay ojo.

La roca mira al mar desde el ocaso.

Como las lunas

las ondas se elevan y descienden.

Una barca a remo.

Alas frágiles, espuma blanca,

una gaviota

y el amor moviendo las estrellas.


Si sus ojos afloran como la hoja del jacinto

y su cuerpo de luz asoma en la superficie...

¿Dejará de avanzar el cometa?

¿Callará por siempre el muy sonoro robledal?


El amor rema y rema.

Las olas cristalinas entretejen un ajuar.

Dos ojos vaciados de obsidiana, observan.

La garra del mar, por fin, lo arrastra

como si fuese una cascarilla.


No hay éxtasis,

no hay grito.

Bajo las olmas,

hondas campanadas de silencio.



Texto: Eduardo Magoo Nico.






domingo, junio 15, 2025

Proyecto para un poema


 

Proyecto para un poema


-1-


En tanto, en lugar de erigir su escultura

sobre un zócalo,

arroparlo con sombras azuladas

entre grietas acústicas,

en un loop de escala descendente

destinado a interrumpirse abruptamente.

 

Las mezclas granulosas y las vetas de lava

dan fe de un desplazamiento único.

Un monumento erigido en honor del granito.

Todo un período del discurso

podría ocuparse de esta única proposición.

 

Con un haz de significados que se yerguen

en direcciones diversas,

la poesía nos despierta

y nos sacude a mitad de una palabra.

Nos obliga a estar siempre en camino.


La ruta se revela más larga

de cuanto imaginamos.

Si el poeta llama a los párpados

labios de los ojos”

dos lágrimas se cristalizan

en las pestañas güeras.

 

Y así como el dolor

atravesando los sentidos

crea híbridos,

la composición de una estrofa

asemeja al infinito arborecer

de un aeropuerto,

o al incansable tránsito

de las palomas mensajeras.

 

Hay que ir con el viento

(dicen) y cambiar el velamen

cuando sopla en otra dirección.

No despreciemos la idea

de realizar maniobras y bordadas,

al fin y al cabo

es un deporte evasivo y plástico

el arte de componer poemas.

 

La mutabilidad de la materia poética

impregna la más indómita,

la más profética y la más exacta

de todas las disciplinas,

pues se moldea a sí misma

bajo una sucesión de fenómenos ondulatorios.

 

Mantener a buen resguardo el borrador 

reemplaza aquí 

a la ley de conservación de la materia.

Mientras su esfera teológica

resulta un recipiente

de exquisito dinamismo alegórico

comprimida por un tapón

en su hornillo incandescente.

Todo volcán es un gran constructor

y destructor de formas.


-2-


Cuando resulta más sonoro,

más concertante,

cuando es mimado por el dogma

(por el verbo firme e irrebatible)

el poema dirige hacia el autoritarismo

su lado más exuberante.


Como sobre el espejo del agua,

el rayo salta, sin embargo,

hacia la parte opuesta al embestirlo.

En lo autoritario solo vemos el error

y no queremos adentrarnos

en el amplio salón de la confianza.

 

Nos negamos a ver los sutiles matices

del doble arco iris que se nos impone

(en toda su majestuosidad y belleza)

cuando se trata del imperio de lo probable

y de la fe.

 

Nos mueve cualquier cosa

salvo la invención

(¡ni una sola palabra de nuestra cosecha!)

cuando construimos un poema.

¿Fantasía?

¡Pero, por favor!

¿Qué fantasía?

Se escribe al dictado,

se es un copista, un traductor.

Se adquiere con el tiempo

la pose encorvada del escribiente.

 

Y si fuera posible como introito,

una bella sesión hipnótica

a la manera de Rilke, de Juan L. Ortiz, o de Rimbaud

sería realmente saludable.

A todas las analogías ya propuestas

deberíamos añadir la transcripción,

la emulación, la cita…


-3-


Así como la pluma es partícipe

del vuelo de los pájaros,

la tinta es un objeto monástico,

y cuando el poema

parece ya escrito y engalerado

(listo para la imprenta)

no deja que le impongamos el punto.

Se escurre, intenta evadirse como un pulpo,

intuye que todo final es violencia,

estupro, parricidio,

desprecio irreverente y genocida.

 

Decir “copiar” es decir bien poco,

se trata de caligrafía dictada por los

locutores más terribles e impacientes.

Se trata de vocalizar los sonidos,

de modular un habla

por una vez y para siempre,

bien articulada.


Nuestro abecedario deberá entramarse

en telas humeantes

que ondeen al viento con tintes vegetales.

Como un humilde tintorero o tejedor

dócil al dominio del arte de bordar,

el poeta (situado ya fuera de toda literatura)

traza letras aladas

que van a picotear el sebo del sentido.


No hay sintaxis en las migajas,

hay magnetismo.

Y la nostalgia viaja asida

a la popa del barco clandestino

que un día lo erradicará

(definitivamente)

del mundo de las certezas.

 

Un inefable sentimiento de gratitud

cae entonces en sus manos.

Debe preparar el cuenco para los flujos,

debe quitar las cataratas de la visión anquilosada,

debe procurar que la materia poética

no se escurra entre sus dedos.

¡Qué no caiga en el vacío!

 

Una colección de minerales

es el mejor comentario orgánico

a estos quehaceres.

Las piedrecillas que arroja la marea

han sido siempre de gran ayuda.

Pedir consejo a los yesos cristalinos,

a los feldespatos, al cuarzo y a las micas

es adentrarse en la palabra que nos llama

desde la lava ígnea que las ha creado.


-4-


La piedra cuando aflora

es ya una concreción meteorológica

(el clima mismo).

Ha sido colocada en un espacio funcional

por la labor de los mineros,

que moldean de este modo

la relación del magma y la cultura.

 

Es así, que cultivando la cultura

como una roca, esta se enciende.

Nos da lumbre con el poema-pedernal

y se proyecta también hacia el futuro,

pues la piedra trae consigo

el sonido armónico de las esferas.

Una eternidad sin lágrimas.

 

Más tarde, el órgano que vibra

en su interior

desde el inicio de los tiempos,

adquiere la facultad de moverse.

Sus tubos y sus fuelles

se exaltan con rabia y frenesí

creando un primer caligrama,

que compuesto y ejecutado

con los recursos del caos,

es a la vez una parábola

y algo ya concluido.

 

El buque-prodigio sale entonces del astillero

con las conchas adheridas a él como ventosas

mientras un Martín Pescador revolotea en torno,

curioso.


-5-


La materia poética se manifiesta

por su dinamismo.

No tiene forma y está privada de contenido.

No escribe con colores

ni se expresa con palabras.

No tiene voz.

Es una serie de impulsos mutables y convertibles

cuyo diseño queda siempre inconcluso.

 

Allí, por fortuna

nada está en su lugar,

salvo el duro granito

de un certero adoquín

en pleno vuelo.



Texto: Eduardo Magoo Nico

Foto: Alejandro Pi-hué



 



 



domingo, enero 26, 2025

Amantes


 

El viento aplasta y tormenta

una gota

que se mantiene entera.

No se parte...



Son tantos los que bebiendo

ríen,

se besan,

e intentan desasirse,

y como pequeñas gotas rodantes

por erguirse se esfuerzan…



Pero no se concede a los amantes

desbordar de los estigmas,

y no habrá corte, tajo

o torbellino

que logre separarlos.


Texto: Eduardo Magoo Nico

Foto: Alejandro Pi-hué









sábado, junio 22, 2024

La más bella


 

No se trata del florecimiento de los rasgos

Sino de la desfloración de los signos

La punta de hierro rasga 

Despega cada palabra 

(De lo totalmente ajeno)

El peso cuela...

La hoja se deja penetrar 

Por las ínfimas hendiduras

Hasta el fondo


El vaivén de la pluma 

Es cada vez más rápido

El papel absorbe la tinta

Mutuamente se lubrican

Forman la bestia original

(Un sujeto de dos espaldas)

El monstruo escriturario


He ahí el punto...

Semilla de nuevos huevos

(La manía de escribir parece ser el síntoma)

Cuando pienso en esta fauna perversa

Imagino un mundo

Donde los hombres nacen viejos


Decrecen, se van arrugando

Y terminan encerrados

(Por propia voluntad) 

En una botella

Que será lanzada 

A la inmensidad del mar


Texto: Eduardo Magoo Nico

Foto: Alejandro Pi-hué

miércoles, junio 19, 2024

La espuma de las olas


 

El blanco pálido

Del puente sobre el agua

La trenzada pérgola

(Rama sobre rama)

Anuda, la blanca foresta

Al día reluciente


Los ojos puestos en el mar

Pliegue sobre pliegue

Proa contra proa

El brillo fugaz de las olas

Límpido verde

Límpido azul


Lisa como el vidrio

La roca bruñida por el agua

Ningún grito de gaviota...

Un grupo de pudúes

(Madres y cervatillos jaspeados)

Retozan entre las retamas


Si abro mi mano

Las viñas brotan entre mis dedos

Las abejas cargadas de polen

Hacen su trabajo

Y los sauces se inclinan

Gentilmente

Para reverenciarlas


Entre portales de ámbar

La marea se retira

Una enorme valva (Pinna nobilis)

Se abre entre las rocas

Mientras crestas rojas

Se encienden sobre las dunas

Para iluminarla


Cuando la noche revuelve

Con mayor fuerza

Sus cantos rodados

Ella comienza, lentamente

Su ascenso


Bajo los arrayanes

Los dioses la observan



Texto: Eduardo Magoo Nico

Foto: Alejandro Pi-hué

domingo, junio 16, 2024

Melma


 

-Bemba bunda cachucha, cachumba.

-Chulo chungo chongo, churrete.

-¡Epa!

-¡Gué!

-¡Guarango!

-¡Grosero!

-¡Botarate!

-¡Cagalindes!


En la glauca niebla, el gris y el rosa de dos jurídicos flamencos aprobaban, con sus rítmicos movimientos, la veracidad de la disputa. El alba los sorprendía metidos hasta las verijas en la fangosa


-Melmosa

-Pringosa


charca dialectal. El Prof (recién salido del armario) se empecinaba en discutirle todos los términos a un Padre Ajó (falsamente) encocoritado.


-A mí, que te he siempre considerado el Nenúfar Fleitas de mis Ballets Rusos, venís a negarme en este terreno sacrosanto, una merecida satisfacción... ¿Aquí, en esta laguna donde acampó Cafulcurá, te permitís boicotearme con tu rebelión lexicográfica?


-Amor es honor.

-Honor las pelotas...


Fue entonces, que ellas, sintiéndose mencionadas, hubiesen deseado mantenerse a flote. Pero ya todo su cuerpo se deslizaba peligrosamente hacia un abismo que parecía no acabar nunca, si no fuera porque El Prof (que tenía la botella de caña bien asida por el cogote) no lograra mantenerlo en un momentáneo, pero no por ello menos providencial, equilibrio. Agarrado ahora con las dos manos al cilindro de vidrio, Father Ajó lograba recuperar la posición erecta.


-Yo te pedí una lectura lisa y llana (con algún reflejo colorido tal vez, como estas palometas que andan jodiendo con el calor entre los juncos). Y vos ya te estás subiendo al taburete del Gran Profesor!

-Suponiendo que una lectura lisa y llana, no fuese una frase hecha, con la suma por demás redundante de dos sinónimos, y calificara de algún modo a un pez, que no es ni liso, ni llano, sino más bien chato y oblongo...

-Suponiendo.

-Por qué entonces no me pasás la botella, que te la estás chupando solo...

-Tomá, no vaya a ser que pierdas otra vez el hilo de la conversación.

-Sabés que ya no me acalambro... ¿Serán barros curativos los de estos lares?

-Clorados, fosforados y radioactivos, seguramente. No es más que un amasijo de mierda, la pampa húmeda. ¿Dónde creés que terminan todos los herbicidas que rocían las avionetas?

-Empiezo a sentirme como el monstruo de la laguna verde...

-Nos estamos metiendo en otra hondonada.

-¿Y dónde cuernos está la orilla? Ya perdí los zapatos y encima no hago más que pisar cangrejos.

-Esperá que me acuerde... ¿Dónde era que se ponía el sol...? ¡Del otro lado del rancho!

-Está clareando hacia donde vamos... ¡Tenemos que caminar exactamente hacia el otro lado, huevón!

-¡Soltá la yatebo!

-¡Soltála vos!

-¡Me voy al carajo de nuevo!

-¡Adiós!

-En tu caso, lo repito: asno, jumento y burro, es todo uno.

-Todo es Uno, en todo caso...

-Mirá lo que me viene a la memoria ahora: En una orilla de esta misma laguna, nos embarramos culeando a campo abierto con mi primer amor... ¡Mi primer amor de verdad!

-Tu primera exmujer, querrás decir...

-Es lo mismo. No sé si estuvo tan lindo, pero para uno como yo, que vive encerrado en una pieza, aquello fue algo épico. Y con el Oscuro atado a unas pajas, junando como quien no quiere la cosa el cojinche pastoral, sobre su más que adorado cojinillo...

-Todo lo que vos pensás es Vicio.

-Dentro de ciertos límites.

-Los límites le quitan encanto.

-Supongamos que una muchacha haya sido raptada por unos indios...

-Otra vez con la historia de "La Cautiva".

-"Due in una carne".

-Dos en un montón de bosta, y sin esperanza alguna de Malón, como bien has dicho vos.

-Che, me tiemblan las piernas, estoy empezando a acalambrarme.

-Paremos.

-Si nos paramos, nos hundimos.

-Acá parece que estuviera un poco más duro abajo...

-El rapto coral, la muchacha. El cándido beso que salva...

-La historia de Psique y Eros. La que inaugura todas las historias cándidamente románticas.

-¿Volvimos al Asno de Oro?

-Y a la flecha oxidada.

-¿Se oxida el oro?

-En condiciones normales no, de otro modo, no se podría atesorar.

- Es Afrodita la que condena a Psique, y la envidia de sus hermanas la que acaba con su godurria. Es una historia de competencia feroz entre mujeres.

-Y después, ella misma se manda al muere, pretendiendo una belleza que no le estaba destinada...

-De todos modos, siempre algún erotómano pintará por allí, para salvarlas...

-¿Y a nosotros quién nos salva de todas ellas?

-Como ocurre con las imágenes que se repiten, no hay una próxima vez... Todas son iguales a la primera.

-Una hermosa visión que nadie recogerá, por cierto.

-Al fin y al cabo estamos hablando de Psique: ¡El soplo de la vida, el último estertor!


Habiendo dicho esto, Père Ajó desapareció repentinamente de la superficie terrestre. Un abismo se abrió bajo sus pies. ¿Tal vez, por no haber querido nombrarla, Perséfone se habría cabreado con su augusto cortejante? El agua, como una broncínea vaselina penetrante, comenzaba a forzarle las vías respiratorias, cuando El Prof, tomándolo por los cabellos (pocos, pero siempre resistentes) logró arrancarlo boqueando del abrazo de Pupila.


-¡Me cago, uahh... en San Expedito! Gritó Ajó, vomitando un agua melmosa mezclada con alcohol.

-¡Y yo, en el Gauchito Gil!

-Creer en una imagen, es peor que enamorarse de un fantasma...

-Digo yo, ¿no nos iría mejor en la vida si nos concentráramos en salir de este infierno?

-¿Qué pasó con la caña?

-Se fue a pique detrás tuyo. Igual no quedaba más que un trago.

-Es el que estoy necesitando... ¡Joder!

-¿Y ahora, según vos, cómo se zafa?

-¡Je, je! Si uno pretende un triunfo, hay que aceptar el sacrificio...


A lo lejos una mole negra se internaba en la laguna con paso cansino y murmurando:


-De chico ya era imbécil, pero de grande se ha hecho más imbécil todavía...

-¡El Oscuro! Siento pasos de caballo, escuchá los chasquidos en el agua… ¡Oscuro! ¡Oscuro viejo y peludo nomás! Es un milagro... ¡Estamos acá! ¡Acá!


El Oscuro pegó un relincho como para asegurarlos y corrigió de a poco el rumbo, dejando a su paso una estela de espuma yodada. Su panza lo mantenía a flote como un barco.


-¡Estos pelandrunes de ciudad! ¡Después se las dan de escritores... y de gente de campo! Y terminan en pedo y a los gritos en el primer charco que encuentran. ¡Cuando lo agarre a solas al Papi Ajó, le voy a cantar cuatro frescas!


Dio una vuelta en arco buscando los juncos más altos, después encaró por el medio hundiéndose a cada tranco, pero con la absoluta seguridad del baqueano, y los sacó asidos de las crines hasta la primera barranquilla. Se quitó de encima los bultos con un violento sacudón de su piel caballuna, como si estuviera espantándose unos tábanos.


-¿Por qué será, que siendo equino, habré nacido negro y hablador? Se preguntó el Oscuro.


Los fijó con desdén desde su soberbia estatura. Y volviéndose con un bufido, en la justa, precisa, suprema dirección del rancho, cursió de lo lindo.


Texto: Eduardo Magoo Nico

Foto: Alejandro Pi-hué