Había
llegado "una vez", el momento
De sumar un
nuevo anillo
Al nudo de
las serpientes
Sobre el
cuerpo de lo visible
Lo invisible
reafirmaba sus derechos
(A lo
aislado separado y silencioso)
Ese otro
mundo sin embargo
Culminaba en la más hermosa flor de lo visible
Esa flor era
Pupila
El secreto
de la serpiente
Fue
transmitido de serpiente en serpiente
Hasta llegar
a Zeus
(Serpiente)
Allí donde
los perros no podían seguir las pistas
En una
pradera surcada por el agua
Cerca del
Etna
Pupila fue
raptada
Cuando la
tierra se desgarró
Ella
contemplaba un narciso
Miraba el
mirar
Mirando
Pues Lila es
niña y es Pupila
Ella es la
que ve
Y es aquella
donde el que mira, encuentra
El simulacro
del mirado
Sólo de este
modo un griego podía entender
La máxima
délfica
¿Cuál era el
prodigio que encerraba el amarillo de esa flor?
¿Por qué
adornaba al mismo tiempo la guirnalda de Eros
Y la corona
de los muertos?
Lila
atraviesa el umbral de una mirada
En la que se
habría visto a sí misma
Su mano ya
casi está por asirla…
Una escena
repetida
Ya una vez
un joven (llamado Narciso)
Se perdió por
un instante
En su
mirarse a sí mismo
Esa Pupila
que se vio en Pupila
Se abismó en
lo Invisible
En ese
umbral hubo un grito
Que aún
dicen se escucha
Todo se ha disuelto, sólo los Misterios resisten
Hubo un
funesto deseo
Hubo el
rapto de una niña
Hubo un
pacto de amor
Hubo el ojo
de un invisible Otro
Hubo un
reconocimiento irreversible
Ella cruzó el
umbral
Que era el
umbral de Eleusis
Texto: Eduardo Magoo Nico
Foto: Gustavo Piccinini
Texto: Eduardo Magoo Nico
Foto: Gustavo Piccinini
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